Violència i detonants.
Lo surgido este verano en Tottenham sucedió ya en Brixton en 1981; en ambas en 1985; en Saint-Denis y Clichy-sous-Bois en 2005; en España hubo amagos en Amate y Los Pajaritos (Sevilla) en 2002; en Estados Unidos podrían buscarse paralelos con Newark en 1967 o Los Ángeles en 1992. Un déjà vu, un guion con pocas variaciones. Una acción policial vivida como provocación por jóvenes de un barrio particularmente castigado por la crisis, el desempleo y la falta de oportunidades. El incidente en sí no importa mucho: puede tener todos los visos de un crimen policial, como el acribillamiento de Mark Duggan; puede ser todo lo contrario, como el malentendido en torno a la prestación de socorro por la policía a Michael Bailey, herido en una pelea, en Brixton en 1981; o puede tener mucho de fatalidad, como la electrocución accidental de tres jóvenes (dos muertos) huyendo de un control policial en Clichy-sus-Bois, en 2005.
En última instancia, los detalles -aparte del drama humano- importan poco, tanto si son reales como si son maniqueamente desfigurados, pues lo que hace de ellos la gota que colma el vaso es un escenario continuado de arbitrariedad policial. En 1981 fue la Operación Ciénaga (swamp... ¡ay, las palabras!) de la policía inglesa contra la delincuencia juvenil, amparada por la sus law (por suspected), que permitía parar, registrar y arrestar a cualquier sospechoso de violar ¡la sección 4 de la Ley de Vagabundeo de 1824! En Francia, Sarkozy, entonces ministro del Interior, acababa de proclamar la tolerancia cero, anunciando que usaría la kärcher (limpiadora de agua a presión) contra la racaille (escoria, chusma), a raíz de unos incidentes previos en Saint-Denis, y la policía había aumentado los controles preventivos (o abusivos) sobre los jóvenes de las periferias urbanas.
En Tottenham no se daba la brutalidad policial de 1981, aunque sí un aumento de los controles; la historia que se repitió fue más bien la de 1985, cuando Cynthia Jarret murió de un golpe durante un registro policial en su domicilio; una semana antes otra mujer había recibido un disparo policial en Brixton, cuando buscaban a su hijo en el domicilio familiar. En ambos casos, la policía no supo en los primeros días dar una explicación convincente de lo sucedido, como demandaban la familia y la comunidad, y el clima se enrareció hasta estallar. En Tottenham, la policía ni siquiera confirmaba la muerte de Duggan a la familia cuando los titulares de prensa y los informativos no hablaban de otra cosa, lo que se interpretó como desconsideración y racismo (es norma de Scotland Yard no comunicar una muerte a la prensa antes que a los familiares).
Otro aspecto es el recorte de los servicios y prestaciones dirigidos a los jóvenes. En 1981 y 1985 campaba por sus fueros Margaret Thatcher, estrenando políticas neoliberales. En 2005 gobernaban Francia Chirac y Villepin. Ahora gobierna el Reino Unido una coalición conservadora-liberal dedicada a recortar los servicios sociales, sobre todo los no asociados a la necesidad abyecta y demostrable que suele requerir el modelo británico de bienestar. Aunque esto ha sido ignorado y hasta negado por la prensa y eludido por los políticos británicos, es indiscutible. Se ha suprimido, por ejemplo, la EMA (Education Maintenance Allowance), pequeña asignación para jóvenes de familias pobres que siguen estudiando más allá de la edad obligatoria (como las becas-salario andaluzas, pero más modesta), a la vez que han subido fuertemente las tasas académicas. Recientemente, el condado de Haringey (donde está Tottenham) cerró ocho de sus 13 clubes de juventud, dejando a muchos jóvenes en la calle: una semana antes de los disturbios, un vídeo (The Guardian: http://goo.gl/rvKA4) mostraba a varios vaticinando el aumento de la actividad de las bandas y advirtiendo, proféticos: "Habrá disturbios".
En suma, una fórmula infalible: menos servicios sociales, más presión policial y un detonante. Faltan los alborotadores, pero siempre los hay, en acto y en potencia, como hay gente extremadamente pacífica y otros muchos que se inclinarán por una u otra actitud según sople el viento o según las opciones en presencia. El trasfondo más amplio a nadie se le oculta: una juventud que no ve futuro en una sociedad que ofrece incontables atractivos pero los traduce en pocas oportunidades, lo que en términos inmediatos se llama abandono escolar, desempleo juvenil, dependencia familiar, pobreza...
Mariano Fernández Enguita, Mejor Sol que Tottenham, ¿verdad?, El País, 28/09/2011
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Mejor/Sol/Tottenham/verdad/elpepiopi/20110928elpepiopi_11/Tes?print=1
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