Religió i democràcia



No es fácil ser atea musulmana en España pero aún así se puede. Pagando un precio personal elevado, pero se puede. Lo que podría hacer peligrar este derecho fundamental sería que aquí y no en nuestros países de origen, se fueran articulando y armando las estructuras de control de las que nos libramos por el atajo de la emigración. No me refiero con esto al fantasma esgrimido por la ultraderecha de la invasión islámica de Europa. Me refiero al hecho de que se vayan estableciendo organizaciones islámicas, más fundamentalistas o menos, más políticas o menos, que pretendan erigirse en representantes de la supuesta comunidad musulmana. Ya estamos viendo ejemplos de este fenómeno y sus resultados: el último, la enseñanza del islam en las escuelas, algo que se decidió mediante la Ley 26/1992 acordada entre el Estado y la Comisión Islámica de España. Un organismo del que los musulmanes de a pie nada supimos entonces ni nada sabemos ahora, pero que se establece como representativo sin que hasta la fecha conste censo alguno de los seguidores de Mahoma en España (lo que así tiene que ser, dado que la confesión religiosa de cada cual forma parte del ámbito privado y más nos vale no tener a la población clasificada según sus creencias), ni que sepamos en base a qué fundamentos democráticos unos señores se erigen en caudillos de un extenso número de ciudadanos que nunca fueron consultados sobre esta materia. En este sentido resulta alarmante que se conceda tanto poder desde las instancias gubernamentales a una organización religiosa. Por no hablar del hecho de que en 1992 no había en esa comisión ninguna mujer, menos aún una feminista que pudiera poner objeciones al rearme de ese poder patriarcal en democracia. Un poder patriarcal que no solo no cuenta con la resistencia u oposición por parte de quienes se tienen por progresistas sino que goza de sus favores al considerarse su inclusión un signo de diversidad, una inclusión que suspende de un plumazo tres siglos de tradición feminista.

Najat el Hachmi, Libertad religiosa para infieles, El País 08/10/2020

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