Societat de tertulians.
Pensemos en las propiedades del tertuliano: alguien que opina sin poderse permitir el lujo de haber estudiado a fondo el tema en cuestión y sobre todo que lo hace en un contexto de pluralidad y debate abierto. Esto es lo que mejor simboliza a la humanidad actual en su combate contra la inevitable ignorancia en la que nos sitúan los graves problemas que tenemos y que nos convierten a todos en ignorantes. El problema no es que la ciudadanía sepa muy poco, sino que nadie sabe lo suficiente.
La figura del intelectual y del experto valían para sociedades verticalmente organizadas, jerárquicas, pero su autoridad se debilita, afortunadamente. Unos y otros son voces –muy dignas de consideración pero no únicas– a la hora de realizar decisiones colectivas. Junto a ellas, la figura del tertuliano nos recuerda que la democracia es una discusión entre personas que opinan, con distinto grado de cualificación, por supuesto, y no un lugar donde el común de los mortales obedece a unos clarividentes o asiste al debate entre unos pocos declarados competentes.
Daniel Innerarity, Elogio del tertuliano, La Vanguardia 02/10/2020
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