La filosofia platònica: aprendre a viure de manera filosòfica (Pierre Hadot).
Es la ética del diálogo la que explica la libertad de pensamiento que
reinaba en la Academia. Espeusipo, Jenócrates, Eudoxio o Aristóteles profesaban
teorías que no estaban en nada de acuerdo con las de Platón, sobre todo acerca de la doctrina de las Ideas, y hasta de
la definición del bien, puesto que sabemos que Eudoxio pensaba que el bien
supremo era el placer. Estas controversias, que fueron intensas entre los
miembros de la escuela, dejaron huellas no sólo en los diálogos de Platón o en Aristóteles y en toda la filosofía helenística, sino en toda la
histona de la filosofía. Sea lo que fuere, es factible concluir que la Academia
era un lugar de libre discusión, y que en ella no había ortodoxia de escuela ni
dogmatismo.
Si es así, podemos preguntarnos sobre qué podría fundamentarse la unidad de
la comunidad. Es posible decir, creo yo, que si Platón y los demás profesores de la Academia estaban en desacuerdo
sobre puntos de doctrina, admitían todos sin embargo en diversos grados la
elección del modo de vida, de la forma de vida, propuesta por Platón. Esta elección de vida
consistía, al parecer, primero en adherirse a esta ética del diálogo, de la
que acabamos de hablar. Se trata, precisamente de una forma de vida" que
practican los interlocutores porque, en la medida en que, en el acto del
diálogo, se plantean como sujetos pero también se superan a sí mismos,
experimentan el logos, que los
trasciende y, finalmente, este amor al Bien, que supone todo esfuerzo de
diálogo. En esta perspectiva, el objeto de la discusión y el contenido
doctrinal tienen una importancia secundaria. Lo que cuenta es la práctica del diálogo
Y .la transformación que provoca. A veces hasta la función del diálogo será
enfrentarse a la aporía y revelar así los límites del lenguaje, la
imposibilidad en la que a veces se encuentra uno
de comunicar la experiencia moral y existencial.
Finalmente, se trataba sobre todo de “aprender a vivir de manera filosófica”,
con un afán común de practicar una investigación desinteresada, en oposición
voluntaria al mercantilismo sofístico. Esto ya es una elección de vida. Vivir
de manera filosófica es sobre todo orientarse hacia la vida intelectual y
espiritual, llevar a cabo una conversión que pone en juego "toda el
alma", es decir, toda la vida moral. En efecto, la ciencia o el saber
jamás son para Platón un
conocimiento puramente teórico y abstracto, que se podría "poner ya
hecho" en el alma. Cuando Sócrates
decía que la virtud es un saber, no entendía por saber el puro conocimiento
abstracto del bien, sino un conocimiento que elige y que quiere el bien, es
decir, una disposición interior en la que pensamiento, voluntad y deseo no son
más que uno. También para Platón, si
la virtud es ciencia, la ciencia es ella misma virtud. Podemos pues pensar que
en la Academia existía una concepción común de la ciencia como formación del
hombre, como lenta y difícil educ ción del carácter, como "desarrollo
armonioso de toda la personalidad humana", finalmente como modo de vida,
destinado a "asegurar una vida buena y por consiguiente la 'salvación' del
alma" (76-78).
La filosofía como modo de vida.
Pierre Hadot, ¿Qué es la
filosofía antigua?. Fondo de Cultura Económica, México 1998
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