La bellesa és un esdeveniment narratiu (Byung-Chul Han).



by Luciana Urtiga
La experiencia clave de Marcel Proust es la experiencia de la duración, desencadenada por el sabor de la magdalena mojada en la tila. Es el acontecimiento de un recuerdo. Una «diminuta gotita» de tila se amplía hasta convertirse en un «inmenso edificio del recuerdo». A Proust se le hace partícipe de una «pequeña porción de tiempo puro». El tiempo se condensa en un aromático cristal temporal, en un «recipiente rebosante de aromas» que libera a Proust de la fugacidad del tiempo (...)

La narración de Proust es una praxis temporal que funda una duración en medio de una «época de precipitación», en la cual todo, incluido el arte, «se lo despacha enseguida». Una praxis temporal que se opone al «desfile cinematográfico de las cosas»,[En busca del tiempo perdido. El tiempo recobrado] al tiempo cinematográfico que se desintegra en una rápida sucesión de puntos de presente. La experiencia dichosa de duración surge de una fusión de pasado y presente. El presente se ve conmovido, vivificado, es más, fecundado por el pasado (...)

Lo bello no es la presencia inmediata ni el hecho de estar presentes las cosas. Para la belleza son esenciales las correspondencias secretas entre las cosas y las nociones, unas correspondencias que acontecen a lo largo de amplios períodos temporales.

La belleza acontece donde las cosas están vueltas unas a otras y entablan relaciones. La belleza narra. Al igual que la verdad, es un acontecimiento narrativo (...).

El «internet de las cosas», que las conecta mutuamente, no es narrativo. La comunicación como intercambio de informaciones no narra nada. Se limita a contar. Lo que es bello son los vínculos narrativos. Hoy, la adición desplaza a la narración. Las relaciones narrativas dejan paso a conexiones informativas. De la adición de informaciones no resulta ninguna narración. Las metáforas son relaciones narrativas. Hace que las cosas y los acontecimientos entablen un diálogo mutuo.

La belleza es una tardana, una rezagada. Lo bello no es un brillo momentáneo, sino seguir alumbrando en silencio. Su preferencia consiste en este reservarse. Los estímulos y los logros inmediatos obturan el acceso a lo bello. Su oculta belleza, su esencia aromática, las cosas solo la desvelan posteriormente y a través de rodeos. Largo y despacioso es el paso de lo bello. A la belleza no se la encuentra en un contacto inmediato. Más bien acontece como reencuentro y reconocimiento.

Belleza como reminiscencia.

Byung-Chul Han, La salvación de lo bello, Herder, Barna 2015

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