El poder polític segons Hannah Arendt (Alicia García Ruiz)






El tesoro perdido que Arendt intenta rastrear en Sobre la revolución es un legado de experiencia política contenido en los inicios de la Revolución norteamericana y que le sirven para exponer sus propias ideas con respecto a la crisis de los estados nacionales y a los desafíos institucionales a los que habrían de enfrentarse en décadas posteriores. El cúmulo de prácticas organizativas de base que identifica se encuentra intrínsecamente vinculado en su pensamiento con una concepción de la libertad entendida como conquista colectiva. La idea fundamental es la de que el significado político de la noción de revolución, en el sentido republicano que le confiere Arendt, no consistió en la lucha por la liberación individual respecto a las opresivas formas políticas del Antiguo Régimen, sino antes que nada en la afirmación de una voluntad colectiva destinada a la fundación de una libertad en común y la necesidad de estabilizar institucionalmente un sistema político fiel a esta realidad. No fue una perspectiva individual de las libertades, sino una nueva interpretación de la libertad en común lo que constituyó a las revoluciones modernas como auténticos laboratorios de experimentación política.

La aportación fundamental en esta interpretación sobre la libertad es la de señalar el carácter común o com-partido de la misma, dado que esta nota es precisamente la que la vincula de modo indisoluble con la idea de república, de la cosa pública. Ninguna concepción de la libertad que no sea una acción colectiva puede, a juicio de Arendt, constituir algo de naturaleza política. De ahí sus críticas a la contraposición de derechos humanos frente a derechos cívicos, o de la libertad negativa frente a la libertad colectiva y la disidencia individual frente a la desobediencia civil. El matiz fundamental de toda acción política es su carácter compartido, su ser con otros. Hay que entender, por tanto, la evaluación del republicanismo y su relación con la libertad en la obra arendtiana desde el punto de vista de lo común, y más concretamente desde el hecho de que la vida política no puede afrontarse como articulación contractual de individuos presociales, sino como consecuencia del carácter del ser humano como ser social. Por esa razón su preocupación republicana por la articulación política de la cuestión pública, la res pública, no puede ser liberal, sino libertaria: la libertad surge del carácter social del hombre y no de ninguna naturaleza humana previa a su ser en común, que deba luego ser garantizada por un poder político extraño a la misma y resultado de la cesión de este poder.

No hay más poder político que el poder entendido como poder-hacer o capacidad. En el pensamiento arendtiano este poder hacer es intrínsecamente común, pues el individuo que actúa en solitario no ejerce poder alguno, ya que el verbo poder corresponde a la capacidad humana no simplemente para actuar, sino para actuar concertada-mente. El poder no es una voluntad, sino una capacidad, y nunca es propiedad de un individuo (Crisis de la República) . El individuo aisladamente posee una potencialidad para hacer, pero incluso la potencia del individuo más fuerte siempre puede ser superada por el poder de muchos actuando concertada-mente. Por esta razón, cuando consideramos que alguien tiene poder en realidad nos referimos al hecho de que un cierto número de personas lo apoyan y actúan en su nombre, nada más. Desde este punto de vista, "nadie posee poder [sino que] el poder surge entre los hombres cuando actúan juntos y desaparece en el momento en el que se dispersan" (La condición humana) , siendo ese entre lo determinante para quepo-damos hablar de poder. Asimismo, es necesario también un especial cuidado a la hora de entender qué significa el término "libertario''. precisamente para deslindarlo de la interpretación de la libertad como algo cuya manifestación es exclusiamente individual o como un mero estallido iracundo. No es lo mismo amar la libertad que odiar al amo. Lo que Arendt pretende es ofrecer una caracterización de la libertad que permita ver su especificidad como fenómeno político. En esta interpretación esforzada por entender la especificidad política descansa también su concepción del poder. La naturaleza misma de este poder común como capacidad colectiva excluye su utilización instrumental por una facción y lo distingue de la violencia. El carácter libertario del poder como acción está basado en su carácter comunal y cualquier interno de usurparlo por una parte de los actuantes degenera para Arendt en violencia. El poder no es la facultad de imponerse a otros. sino de actuar con otros.

Alicia García Ruiz, Impedir que el mundo se deshaga, Los libros de la catarata, Madrid 2016

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