Raonar, decidir i respondre (Antonio Damasio)
Quizá sea exacto decir que el propósito del razonamiento es decidir, y que la esencia de decidir es seleccionar una opción de respuesta, es decir, elegir una acción no verbal, una palabra, una frase o alguna combinación de todo lo anterior, entre las muchas posibles en aquel momento, en conexión con una situación determinada. Razonar y decidir están tan entretejidos que con frecuencia se usan indistintamente. (159)
Los término razonamiento y decisión también implican por lo general que el
decisor posee alguna estrategia lógica para producir inferencias válidas sobre
cuya base se selecciona una opción de respuesta apropiada, y que los procesos
de soporte requeridos para el razonamiento están en su lugar. Entre estos
últimos, se suele mencionar la atención y la memoria funcional, pero no se oye
nunca ni un murmullo sobre la emoción o el sentimiento, y no se oye casi nada
sobre el mecanismo que genera un repertorio de opciones diversas para su
selección. (159-160)
Sin embargo, parece que no todos los procesos biológicos que culminan en
una selección de respuesta pertenecen al ámbito del razonamiento y la decisión.
(…)
Considérese lo que ocurre cuando nos apartamos bruscamente para esquivar un
objeto que cae. Existe una situación que requiere una acción rápida (es decir,
el objeto que cae); existen opciones para la opción (esquivarlo o no), y cada
una tiene una consecuencia distinta. Sin embargo, para seleccionar la respuesta
no utilizamos ni el conocimiento consciente (explícito) ni una estrategia de
razonamiento consciente. El conocimiento indispensable fue consciente una vez,
cuando aprendimos por primera vez que los objetos que caen pueden hacernos daño
y que evitarlos o detenerlos es mejor que ser golpeados. Pero la experiencia
con tales supuestos a medida que crecimos hizo que nuestro cerebro emparejara
de manera sólida el estímulo provocador con la respuesta más ventajosa. La “estrategia”
para la selección de respuesta consiste ahora en la activación de la fuerte
conexión entre el estímulo y la respuesta, de manera que la puesta en práctica
de la respuesta aparezca automática y
rápidamente, sin esfuerzo ni
deliberación aunque voluntariamente podemos intentar evitarla.
(…) En otros ejemplos, como elegir una carrera, con quién casarse o dónde
invertir los ahorros … la complejidad y la incertidumbre son tan grandes que no
es fácil conseguir predicciones fiables. (160-161)
El dominio personal inmediato es el que está más cerca de nuestro destino y
el que implica la mayor incertidumbre y complejidad. Hablando en general,
dentro de este dominio decidir bien es seleccionar una respuesta que en último
término será ventajosa para el organismo en términos de su supervivencia y de
la calidad de dicha supervivencia, directa o indirectamente. Decidir bien
también significa decidir prontamente, en especial cuando el tiempo es
indispensable, y, al menos, decidir en un marco temporal que se estima
apropiado para el problema inmediato. (162)
Antonio R. Damasio, El error
de Descartes, Crítica, Barna 2001
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