Biaixos cognitius: l'efecte ancoratge.


El tercer tipo de sesgos detectado por Kahneman y Tversky se llama efecto anclaje (primer y segundo tipo aquí y aquí) y es, seguramente, el más curioso de todos. Aquí van unos ejemplos.


1. Se pregunta a un grupo que estime, en unos pocos segundos y sin calculadora, el resultado de la operación 1x2x3x4x5x6x7x8x9 y a otro grupo el resultado de la operación 9x8x7x6x5x4x3x2x1. El resultado del experimento presenta dos rasgos. El primero es que ambos grupos tienden a estimar el resultado a la baja. El segundo muestra el efecto anclaje: el primer grupo tiende a hacer una estimación mucho más baja que el segundo. La razón se puede atribuir a que uno comienza multiplicando los primeros números y luego extrapola como puede. El resultado de las primeras multiplicaciones ancla la estimación.


2. De nuevo tenemos dos grupos en salas separadas. En ambas hay una ruleta con números del 1 al 100. Se hace girar la rueda. En una sala se para en el número 10 y en la otra en el 65. Se hace la siguiente pregunta: ¿cuántos países africanos son miembros de las Naciones Unidas? (el experimento se hizo a comienzos de los 70, sin completar todavía la descolonización). En la primera sala se estima que son 25 y en la segunda, 45. El resultado de la ruleta, totalmente irrelevante para la pregunta, ancla la respuesta.


Así que ya sabéis, si vais a hacer una apuesta que tiene que ver con un número (como calcular alguno de los datos de la tabla de arriba), soltad antes de la apuesta, como quien no quiere la cosa, un número que sepáis muy alejado del que se trata de adivinar.

José Luis Ferreira, Los sesgos cognitivos (3), Filosofía en la Red 25/02/2016

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