Animisme infantil.

Tal como ha señalado el psicólogo suizo Jean Piaget, en las primera etapas de su vida todos los niños ven el mundo lleno de movimientos espontáneos y fuerzas vivas. para ellos, las olas se elevan por sí solas, las nubes son las que provocan el viento, y esos movimientos se deben a acciones internas y externas, como si los objetos estuvieran dotados de su propio albedrío. Según esta forma de pensar, el lago atrae a los ríos, que desean desembocar en él. (...)

Sea cual sea la explicación, los niños creen que las operaciones mentales pueden influir sobre un acontecimiento que se desea o se teme. (...)

Piaget ha definido dos aspectos de la visión infantil del mundo; el animismo, la tendencia a considerar los objetos como vivos y dotados de voluntad, y el artificialismo, la idea de que todo está hecho por alguien para un fin o propósito especial. Cuando un niño de seis años se le pregunta de qué está hecho el Sol, la respuesta es: "De fuego". Pero, ¿cómo? "porque hay fuego allí arriba". Pero, ¿de dónde procedió el fuego? "Del cielo" ¿Y cómo se hizo el fuego en el cielo? "Lo encendieron con una cerilla ..." Existe una inclinación espontánea hacia el animismo, a que el niño crea que la Naturaleza está llena de propósitos, como si no existiera la casualidad. Cuando un niño nos dice que el Sol nos sigue está atribuyendo al Sol un objetivo o propósito determinado. Pero cuando se le pregunta qué es un tenedor, la respuesta es: "Algo para comer", una contestación artificialista.

Lewis Wolpert, La naturaleza no natural de la ciencia, Acento Editorial, Madrid 1994, págs. 12-13

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