Societats i governs 2


(vegeu Societat i governs 1) En sociedades como las nuestras, reclamar tozudamente la primera forma proporciona argumentos a los autoritarios para endosarnos la segunda, y ayuda a mantener velado lo que importa destacar constantemente. A saber: que la vigilancia del Estado por parte de los ciudadanos no puede limitarse al sufragio periódico y ritual, y que tan necesarias o más que las elecciones son las garantías o derechos de individuos y grupos reales (por fuerza minoritarios), que impidan a los poderes fácticos y al propio Estado, sea cual fuera la ideología del Gobierno, controlar sus acciones.

(...) Al final de su carta decía Jefferson que "algo de rebelión aquí y allá es cosa sana, tan necesaria para el mundo político como las tormentas para el físico", y eso es lo que va sucumbiendo. Dos siglos después, los gobiernos que se pretenden herederos de esta tradición ignoran olímpicamente el principio de la saludable rebeldía. En vez de postular un control del Gobierno por los ciudadanos, postulan un control de los ciudadanos por el Gobierno, defendiendo un Estado del Bienestar que lucrativamente promueve parentela, tutela y curatela con leyes pensadas para proteger a las personas de sí mismas, aunque así queden fijadas en una condición de permanente infancia.

Antonio Escohotado, La ciudad ardiente, El Globo, 13/11/1987

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