Solucionisme tecnològic.





Acuñado por el crítico de tecnología Evgeny Morozov, el término solucionismo tecnológico es la creencia errónea de que podemos hacer enormes progresos para mitigar dilemas complejos hasta solucionarlos en su totalidad, si reducimos sus elementos centrales a problemas de ingeniería más simples. Esto es atractivo por tres razones. En primer lugar, es psicológicamente consolador. Se siente bien pensar que, en un mundo complicado, los grandes retos se pueden solucionar de forma fácil y directa. En segundo lugar, el solucionismo tecnológico es económicamente atractivo. Promete una accesible, aunque no barata, solución milagrosa, en un mundo con recursos limitados para abordar muchos problemas apremiantes. En tercer lugar, el solucionismo tecnológico refuerza el optimismo en torno a la innovación, en particular la idea tecnocrática de que los enfoques de ingeniería para la resolución de conflictos son más efectivos que las alternativas que tienen dimensiones sociales y políticas.

Pero si suena demasiado bueno para ser verdad –¡un nuevo final para una mala serie!–, sabemos que probablemente lo sea. El solucionismo no funciona porque tergiversa los problemas y malentiende sus causas. Los solucionistas cometen estos errores porque descartan o minimizan la información crítica, que muchas veces tiene que ver con el contexto. Para obtener esa información, es necesario escuchar a las personas que tienen los conocimientos y la experiencia relevantes.

El solucionismo es un componente crucial de la forma en que las grandes empresas tecnológicas venden sus visiones sobre innovación al público y a los inversionistas. Cuando Facebook se convirtió en Meta y comenzó a anunciar su viraje hacia la realidad virtual, lanzó un costoso e inesperadamente deprimente comercial en el Super Bowl, que transmitía el mensaje de que la realidad física está rota y que la solución a todo lo que nos acongoja se puede encontrar en las alternativas virtuales. El mensaje tuvo un gran impacto, y hoy tenemos a las fuerzas policiales sugiriendo que el metaverso es “una solución en línea para el problema de reclutamiento de las fuerzas policiales” porque va a permitir a los potenciales reclutas tener experiencias inmersivas como manejar vehículos policiales y resolver casos. Al mismo tiempo, Meta está haciendo movimientos que revelan que su solucionismo es una estrategia de relaciones públicas. A pesar de que la compañía era optimista con Horizon Workrooms, un producto del metaverso que permite a los equipos colaborar en realidad virtual, Mark Zuckerberg ha hecho un cambio de 180 grados al permitir que los empleados de Meta continúen trabajando de manera remota. También está dando señales de un cambio en las prioridades de la empresa, del metaverso a la inteligencia artificial.

Ahora el solucionismo es parte del actual ciclo de publicidad y exageración en torno a la inteligencia artificial. Aunque no hay duda de que los nuevos productos de inteligencia artificial van a afectar de manera significativa la forma en la que trabajamos, socializamos y jugamos, también es cierto que nos estamos ahogando en un mar de hipérboles. Tanto así, que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos ha intervenido para advertir que está preocupada por las exageraciones de las compañías sobre lo que sus productos de inteligencia artificial son capaces de hacer. “Todo este revuelo por la inteligencia artificial se ha extendido a muchos productos hoy en día, desde juguetes hasta autos, pasando por chatbots y muchas cosas de por medio”, escribe la agencia.

Evan Selinger, El espejismo que hay en el boom de la inteligencia artificial, Letras Libres 05/04/2023



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