El cos convertit en el centre d'un treball (Foucault)




… los cuerpos individuales son manipulados por el desarrollo de regímenes específicos, por ejemplo la dieta y el ejercicio, que hacen que el individuo se responsabilice de su propia salud y de estar en forma (la disciplina del cuerpo) … (pàg. 32)

La disciplina, en lugar de ser impuesta sobre el cuerpo de «carne y hueso» a través de la tortura y el castigo físico, actúa mediante el establecimiento del cuerpo «vigilado por la mente», que advierte a los individuos que controlen su propia conducta. (pàg. 32)

Las visiones de Foucault se pueden aplicar a la sociedad contemporánea, que fomenta que las personas se responsabilicen de ellas mismas. (pàg. 33)

… en Occidente, los gobiernos les dicen a las personas que han de responsabilizarse de sus propios cuerpos como buenos ciudadanos. Los discursos contemporáneos sobre la salud, la imagen y demás vinculan al cuerpo y a la identidad, y sirven para promover ciertas prácticas de cuidados corporales típicas de la sociedad moderna. El cuerpo en las sociedades occidentales contemporáneas está sujeto a fuerzas sociales de una índole bastante distinta al modo en que se experimenta el cuerpo en las comunidades tradicionales. A diferencia de las comunidades tradicionales, el cuerpo está menos sometido a los modelos heredados de cuerpos socialmente aceptables que eran básicos para la vida ritual, las ceremonias comunales de una comunidad tradicional, y más ligado a los conceptos modernos de identidad «individual» y personal. Nuestros cuerpos son considerados como «coberturas» del yo, que se concibe como único y singular. (pàgs. 34-35)

El cuerpo se ha convertido en el centro de un «trabajo» cada vez mayor (ejercicio, dieta, maquillaje, cirugía estética, etc.) y hay una tendencia general a ver al cuerpo como parte del propio yo que está abierto a revisión, cambio y transformación. El crecimiento de regímenes de estilo de vida más sanos son testimonio de esta idea de que nuestros cuerpos están inacabados y son susceptibles al cambio. Los manuales de ejercicios y los vídeos sobre este tema prometen la transformación de nuestros estómagos, caderas, muslos y demás partes del cuerpo. Ya no nos contentamos con ver el cuerpo como una obra completada, sino que intervenimos activamente para cambiar su forma, alterar su peso y silueta. El cuerpo se ha convertido en parte de un proyecto en el que hemos de trabajar, un proyecto cada vez más vinculado a la identidad del yo de una persona. El cuidado del cuerpo no hace referencia sólo a la salud sino a sentirse bien: cada vez más, nuestra felicidad y realización personal está sujeta al grado en que nuestros cuerpos se ajustan a las normas contemporáneas de salud y de belleza. Los libros sobre salud y los vídeos para estar en forma se complementan, ofreciéndonos una oportunidad para sentirnos mejor, más felices y más sanos. (pàg. 34)

Ahora la belleza requiere una nueva forma de disciplina en lugar de que ésta no exista en absoluto: para conseguir el vientre firme que exige el guión, se ha de hacer ejercicio y controlar lo que se come. Mientras el estómago de la encorsetada mujer del siglo XIX sufría la disciplina desde fuera, la mujer del siglo XX, al hacer dieta y ejercicio, ha disciplinado a su estómago mediante la autodisciplina (una transformación de los regímenes disciplinarios, algo parecido si concepto de Foucault del paso del cuerpo de «carne y hueso» al del cuerpo «vigilado por la mente»). Lo que se ha producido ha sido un cambio cualitativo en la disciplina más que uno cuantitativo, aunque se podría argüir que la autodisciplina que requiere el cuerpo moderno es más fuerte y exigente por parte de la mujer que la requerida por la usuaria del corsé. (pàg. 36)


Joanne Entwistle, El cuerpo y la moda, Barcelona, Paidós 2002


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