Humanisme i IA



Tal y como la imagen sintética es un simulacro de la realidad, los modelos de lenguaje generativo que ocupan nuestros titulares, nuestro tiempo y nuestra imaginación no son más que un simulacro de inteligencia. Se trata de un corrector de texto venido a más que, de manera ingeniosa, es capaz de generar apariencia de sentido… Nos devuelve palabras, frases o imágenes alimentadas por modelos estadísticos cuya función es la de que aumenten las posibilidades de sean comprendidas por nosotros. Aunque la máquina no entiende lo que dice, el criterio de éxito de su algoritmo radica en intentar aparentar que sí lo hace. Somos nosotros en el acto de lectura quienes dotamos del significado que carece.

Pero esta destreza técnica oculta, sin embargo, una complejidad mayor. Para poder simular sentido, el modelo bebe de un enorme volumen de textos o imágenes creadas por nosotros mismos, datos que contienen información, sabiduría, ideas, sesgos, maneras de ser, visiones del mundo, conversaciones, sueños e historias. La frase con la que responde a nuestras preguntas emerge de una lógica implícita en nuestra cultura, es una manifestación de lo que somos y sabemos.

A pesar de que se trata de simples máquinas de encontrar patrones en las palabras, las palabras contienen significados. De la conexión entre significados emergen las culturas, y las culturas son el hábitat de la condición colectiva de lo humano.

Por ello, si más que la omnipotente máquina que nos prometen vemos en ella la posibilidad de navegar por el interior de nuestras culturas, de nuestras historias acumuladas en infinitas combinaciones de palabras, podemos, tal y como me resumió el mismísimo ChatGPT, “concluir que los modelos de lenguaje son una herramienta valiosa para entender y reflejar la cultura y el conocimiento colectivo”.

No sabemos qué sucederá con la inteligencia artificial (IA), si se convertirá en una amenaza o en una gran oportunidad, si nos emancipará o dominará, si se diluirá en un hype o realmente cambiará nuestra manera de trabajar y de vivir.  Quizás simplemente acabe por exponer nuestras limitaciones, bajando del pedestal la supremacía de la inteligencia y la creatividad humana, quizás nos haga ver que los humanos tampoco somos mucho más que unos simples simuladores biológicos de significados dando sentido a un mundo carente de él.

El caso es que, tal como la idea del metaverso alimentó debates sobre la naturaleza de nuestra realidad, la inteligencia artificial nos pone ante un espejo y nos da la oportunidad de preguntarnos una vez más sobre la naturaleza de lo que significa ser humano.

Alberto Barrero, Máquinas de Invocar. ¿Puede la inteligencia artificial hacernos más humanos?, Retina 17/04/2023

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