Sorteig i coneixement democràtic (José Luis Moreno Pestaña)







En Grecia, la gran revolución democrática de Pericles y Efialtes fue la introducción de salarios para aquellos que asistían como jurados, o a la Asamblea, incluso al teatro, que para los griegos tenía un aspecto formativo y no solo lúdico. Esto nos demuestra que no puede haber participación real y efectiva para los sectores que tienen más carga laboral y de cuidados mientras no se palié ese efecto. Hay que hacerle frente a esos filtros de tiempo que impiden la participación de esa gente. Si nosotros queremos democracia, tenemos que tener reconocimiento a ese espacio democrático. Hay muchas fórmulas. Puede ser con un salario, con un espacio en la actividad laboral, con renta básica… Es la única forma de evitar una selección de clase. Esto opera en todos los espacios. En las asambleas del 15M, también ocurría. Al final están en la política, quienes sobreviven a la dictadura del tiempo libre.

Mi teoría del conocimiento en democracia viene de del diálogo platónico de Protágoras. Sócrates dice que deben gobernar los que tengan conocimiento, pero Protágoras le señala que el conocimiento pueden ser muchas cosas. Hay un conocimiento experto que no sea accesible al conjunto de los ciudadanos. Luego hay un conocimiento que puede ser accesible en la medida en que haya instituciones que faciliten la propagación de ese conocimiento. Es la teoría del flautista mediocre. Si todos los ciudadanos de Atenas estudian para ser flautistas, la mayoría serán muy mediocres, pero cuando salgamos de Atenas, nos encontraremos que un flautista mediocre de Atenas es un virtuoso en Esparta. Lo mismo pasa con la democracia. Hay saberes que se adquieren por la simple familiarización y por medio de la práctica. Para el primer tipo de conocimiento que necesita expertos es importante que haya un control democrático, pero para el segundo tipo de conocimiento, lo que necesitamos es que la población lo adquiera. Esto no ocurre en la actualidad porque los expertos se utilizan como excusa para introducir las medidas que los políticos quieren introducir.

... el sorteo impide el chalaneo político y la manipulación de esas instituciones. En la cultura liberal cuando se ha querido arbitrar un conflicto entre las élites, siempre se ha utilizado el sorteo. En las tradiciones burguesas, el sorteo tiene cabida en el ámbito judicial. Para los revolucionarios del siglo XVIII, la tarea judicial era algo que no requería especialización ninguna. A la hora de constatar un hecho, se confía más en 20 ojos que en dos. Claro que hay un juez que aconseja, pero se trata de juzgar. Segunda observación. Cuando las élites estaban enfrentadas y no llegaban a un acuerdo, arbitraron el sorteo como norma para evitar el conflicto interno. Es el caso de la República de Venecia, que la llamaban la Serenisima porque nunca tenía conflictos. Las grandes familias sorteaban el puesto de Dogo para evitar disputas. No es democracia radical, es simplemente una estrategia aristocrática para impedir la autodestrucción. Pero ¿qué es lo inteligente del sorteo? Pues que impide la manipulación. Hay dos argumentos a favor del sorteo. El liberal es que impide la manipulación. El socialista es que ayuda a las personas pobres a participar en política. El sorteo además te previene de los excesos de ambición.

Los mejores son los que tienen capacidad para imponerse porque son violentos y agresivos porque la competencia de tipo electoral hace emerger cualidades que deberíamos contener en la política y las estamos promocionando. Ese es el problema. Y otras cualidades no sabemos promocionarlas, como la capacidad de escucha, la de convivir con gente piensa distinto a ti, eso es la clave de bóveda de las sangrías que tienen los partidos. Y a eso se le puede poner solución con el sorteo como método de elección en los partidos. Con el sorteo se impide que los puestos de control de las organizaciones políticas los ocupen personas expertas en las malas artes.Si los partidos tuvieran grupos de militantes elegidos por sorteo para dirimir los conflictos internos, lo que se conoce como comisión de garantías, las disputas entre facciones serían mucho menos violentas.

Desde que Alfonso Guerra dijera aquello de el que se mueva no sale en la foto, todos los partidos políticos han seguido ese modelo. No es cierto que no haya gente interesada en la política. Mucha gente se acerca a los partidos, lo que pasa es que duran poco. Los partidos se han convertido en una máquina enorme de atraer gente, pero también de expulsarla porque los desilusionan.Una de las cosas más divertidas que se puede hacer es intentar afiliarte a un partido a ver qué pasa. Hay partidos que no quieren ni que te afilies porque eso significa más gente para repartir. Otra opción es que te afilies y pagues una cuota para mover una bandera en los mítines pero no hay debate nunca. No se hace política en los partidos políticos, sino que son organizaciones empresariales para articular el acceso mediante elecciones a los recursos públicos para gestionar la sociedad.

En los partidos todavía se puede hacer política. No hay tantas diferencias entre los votantes de distintos partidos cuando se habla de sanidad, pensiones, urbanismo… Precisamente en esos temas es donde mejor se podría aplicar una el sorteo. Una asamblea donde participen ciudadanos normales podría ofrecer un contrapunto interesante a las cuestiones políticas. Pero para eso, lo principal es el sorteo. Luego es cierto que hay que democratizar los partidos para que se conviertan en lugares estables donde la participación sea necesaria y reclamada. Donde además se puedan gestionar las victorias y las derrotas sin caer en la expulsión y la laminación.

Una cosa muy importante es demostrar que la democracia es eficaz. Si no lo conseguimos, entonces viene el caudillismo. Y el caudillismo también es malo, además de ineficaz.

La mejor forma de llevarla a cabo es con las Asambleas sorteadas. Ese debate debería hacerse en los parlamentos, pero no tiene lugar, porque los políticos acuden con los argumentarios de sus partidos sin posibilidad de intercambiar opiniones. Una Asamblea sorteada de ciudadanos donde varios grupos de expertos pudieran exponer sus opiniones es una institución necesaria para la democracia. De lo contrario, la democracia no existe. En Irlanda se llevó a cabo el sorteo de una asamblea para debatir sobre la aprobación de la ley del aborto. Y funcionó. Democracia y deliberación tienen que ir de la mano. La democracia supone que somos capaces de cambiar nuestras posiciones mediante la escucha activa del otro.

Pedro Silverio, entrevista a José Luis Moreno Pestaña: "El sorteo no se usa porque impide el chalaneo político", niusdiario.es 21/03/2021

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