Elits cognitives.
En mi opinión, la élite cognitiva es un hecho inevitable, pero que puede y debe ser compensado.
Es un hecho inevitable porque obedece a la misma metamorfosis del capitalismo, que está dejando de ser material (mercantilista e industrial) para pasar a ser inmaterial (cognitivo). Los índices que apuntan hacia aquí se pueden resumir en diez tesis:
1. El capital y el trabajo ya no son capaces de explicar por sí solos el actual capitalismo.
2. En los sectores más dinámicos de la producción, la creación de valor depende cada vez más del cerebro y menos de las manos.
3. El capital intelectual es la principal forma de capital productivo.
4. Las grandes empresas tecnológicas están compitiendo entre sí por acumular conocimiento.
5. La innovación tecnológica es inconcebible sin una élite cognitiva.
6. El peso creciente del conocimiento en la economía, modificaba las relaciones de la competencia internacional.
7. La competencia se centra hoy en el control de la producción de conocimiento, su almacenamiento (por ejemplo, en forma de big data”) y su transformación en mercancía.
8. Dado que el capital cognitivo está protegido por derechos de autor, el capitalismo cognitivo es indisociable del proceso de apropiación privada del conocimiento.
9. La expresión más clara del capitalismo cognitivo son las STEM.
10. No podemos decidir no vivir en el seno del capitalismo cognitivo.
Esto no significa que el capitalismo cognitivo sea ya la forma universal de producción, sino que es su forma hegemónica. Se seguirán necesitando manos y corazones. Pero para atender las demandas del capitalismo cognitivo hace falta algo más: el imprescindible complemento de la persona dispuesta a convertir las ideas en negocios («risk taker»). El mérito que el capitalismo cognitivo necesita poner en valor debe ampliarse para integrar al que es capaz de asumir riesgos.
Gregorio Luri, El capitalismo cognitivo, The objetive 04/03/2021
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