La concepció de la història de Walter Benjamin.





El viento del origen (el big bang si se prefiere) sopla sobre la historia, la empuja, y ella, desguarnecida, avanza mirando hacia atrás. Esa fue la gran intuición de Benjamin, poco antes de morir en la fronterafrancoespañola, huyendo de la Gestapo. 

No existe documento de cultura que no sea, al mismo tiempo, ejemplo de barbarie. La tradición de los oprimidos es la regla. Benjamin sugiere pasar por la historia el cepillo a contrapelo. Donde hasta ahora veíamos una cadena de hitos o acontecimientos, el ángel de la historia, con sus ojos desencajados y su boca quebrada, ve una catástrofe tras otra, una colección de ruinas. El viento que sopla desde el origen se arremolina en sus alas y le impide plegarlas. La historia no puede detenerse. Esa tempestad la arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve la espalda. En el siglo más sangriento de la historia conocida, pocos filósofos han sido tan certeros contra la fe ciega en el progreso. De ahí que los popes del materialismo dialéctico desconfiaran de Benjamin. Compartían con los capitalistas su devoción al progreso y la tecnología, aunque donde unos leían riqueza otros leían revolución. La concepción de la historia de Benjamin evita cualquier complicidad con esa fe. 

Hoy se vislumbran otro tipo de totalitarismos. Vivimos en el umbral de una nueva tiranía, no ideológica, sino lúdica y superficial. Se parece más a las distopías de Huxley que a las de Orwell. No es una tiranía marcial o policial, no requiere ejércitos, sino máquinas, alta tecnología y una población distraída. (...) El mejor modo de entender el fascismo es verlo como consecuencia lógica de la Ilustración, del imperio de la razón coercitiva. Una razón que, ejerciendo violencia sobre lo real, acaba asfixiándolo, sometiéndolo a un vocabulario único. La mente occidental aspira al mundo perfecto y para ello debe sojuzgar la realidad. Benjamin intuye la monstruosidad de ese ideal. El sueño de la razón produce monstruos. Esa intuición certera, fabulosa, sólo es accesible a un genio artístico, capaz de combinar el enfoque marxista con la teología judía. Una alquimia retroprogresiva, que va hacia delante y hacia atrás, que produce cierto vértigo. (...) La progresión materialista y la redención de la tradición hebrea. El resultado, asombroso, ha inspirado a varias generaciones de antropólogos e historiadores. 

Juan Arnau, El ángel de la historia o la naturaleza es una narración que no da explicaciones, La Maleta de Portbou enero-febrero 2024

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