Què vol dir ser ateu? (John Gray)





... yo postulo de entrada que un ateo es alguien para quien la idea de una mente divina creadora del mundo no tiene utilidad ni sentido alguno. Visto así, el ateísmo no quiere decir gran cosa. Simplemente significa la ausencia de la idea de un dios creador.

Muchas de las prácticas que se reconocen como religiosas expresan la necesidad de dar sentido al tránsito humano por este mundo. Puede que todo sea «nacer, copular y morir» después de todo, como dice el Sweeney Agonistes de T. S. Eliot: «A eso se reduce la vida toda». Pero los seres humanos han sido reacios a aceptarlo y se esfuerzan por otorgar a sus vidas una significación más que humana. Los animistas tribales y los practicantes de las grandes religiones del mundo, los devotos de las sectas que creen en los platillos volantes y las hordas de fanáticos que han matado y han muerto por los credos seculares modernos dan fe, todos, de esa necesidad de sentido. Con su reverencial invocación del progreso de la especie, el descreimiento proselitista de los últimos tiempos obedece a ese mismo impulso. La religión es un intento de hallarle un sentido a los hechos, no una teoría que trate de explicar el universo.

El ateísmo no es una visión del mundo que se haya ido repitiendo tal cual a lo largo de la historia: han existido múltiples ateísmos con cosmovisiones contradictorias. En la Grecia, la Roma, la India y la China antiguas, había escuelas de pensamiento que, sin negar que los dioses existieran, estaban convencidas de que éstos no se interesaban por los asuntos humanos. Algunas de esas escuelas elaboraron versiones tempranas de la filosofía que sostiene que todo lo que hay en el mundo está compuesto de materia. Otras se abstuvieron de especular acerca de la naturaleza de las cosas. El poeta romano Lucrecio pensaba que el universo se compone de «átomos y vacío», mientras que el místico chino Zhuangzi, siguiendo las enseñanzas del (posiblemente mítico) sabio taoísta Lao-Tse, consideraba que el mecanismo del mundo era inaprehensible para la razón humana. Dado que la visión que uno y otro poseían de la realidad no contemplaba la existencia de una mente divina creadora del universo, ambos eran ateos. Pero a ninguno de los dos les preocupaba «la existencia de Dios», pues tampoco concebían la idea de un dios creador que tuvieran que cuestionar o rechazar.

Si muchas son las religiones diferentes que existen y han existido, no son (y han sido) menos los ateísmos distintos. El ateísmo del siglo XXI casi siempre se ha manifestado como una forma de materialismo. Pero ésa sólo es una de las visiones del mundo que los ateos han suscrito a lo largo de la historia. Algunos ateos –como el filósofo decimonónico alemán Arthur Schopenhauer– estaban convencidos de que la materia es una ilusión y de que la realidad es espiritual. De hecho, no existe una «visión atea del mundo». El ateísmo simplemente excluye la posibilidad de que el mundo sea obra de un dios creador, pero ésa es una posibilidad que no encontramos en la mayoría de religiones.

John Gray, Siete tipos de ateísmo, Sexto Piso, Madrid 2018


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