La filosofia i el desig.
Poros sería una especie de personificación de la divinidad de la astucia, en el sentido de la adquisición, la capacidad de adquirir cosas. Adquirir, no en el sentido monetario, sino en el sentido de conseguirlas. Penia, en cambio, es la pobreza, es la carencia. Y durante una fiesta, un banquete de celebración por el nacimiento de Venus, Poros se emborrachó, y Penia, que no había sido invitada a la fiesta, se durmió con él. Se durmió, como se dice en los mitos griegos en el sentido de que se acuestan juntos, y conciben este hijo, que es Eros, que, por tanto, nace, por un lado, de un padre que sabe conseguir las cosas, y de una madre a la que le faltan las cosas. ¿Y qué dice Sócrates? Dice: «Eros es filósofo, porque él sabe que no sabe». El famoso saber que no se sabe socrático está relacionado con el erotismo del conocimiento, y por tanto a este impulso realmente erótico hacia querer conocer, hacia querer perseguir la sabiduría. Y todo lo que nos falta, en realidad, nos genera un deseo. Por lo tanto, el eros, el deseo que reside en el amor, es algo que nace de la carencia y que se posa en el vacío de lo que nos falta. Entonces, esto ya me parece una enseñanza bastante propia de aquella época. Por lo tanto, la filosofía nos enseña a desear, en el sentido de que nos enseña que nosotros deseamos aquello de lo que tenemos una carencia. Nos enseña a mantener este espacio abierto para el deseo.
Ilaria Gaspari, Filosofía, un modo de estar en el mundo
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