El cas del 'petit Nicolás' des de la perspectiva evolucionista.
El cuco o camaleón de Chamartín, también llamado Francisco Nicolás Gómez-Iglesias, no se ha inventado nada nuevo. Él sólo lo ha perfeccionado hasta límites insospechables lo que ya existía en la naturaleza: imitadores que fingen y suplantan a otros para beneficiarse de sus identidades, ya sea para ser más poderosos o más peligrosos. Esta táctica la usan desde las plantas hasta las aves, pasando por los primates, humanos incluidos.
En biología evolutiva, llamamos imitación o mimetismo (mimicry en inglés) a la capacidad de algunas especies de animales y plantas para hacerse pasar por otros animales u objetos inanimados con el fin de defenderse u obtener ventajas.
Por ejemplo, una de las analogías que encontramos entre el fraude cometido por este joven veinteañero y los comportamientos observados en naturaleza es lo que sucede entre los delfines. Cada delfín tiene un sonido propio que lo identifica del resto: algo así como un nombre. Los investigadores han descubierto que estos cetáceos suelen imitar los sonidos de los compañeros, induciendo a la confusión para el que lo escucha, según estudios de la Universidad de Sant Andrews en Escocia.
Sin embargo, Nicolás es más "cuco" que todo esto. Los cucos son unas aves que ponen sus huevos en nidos de otras especies. De esta manera, distintas aves los crían y alimentan en su lugar sin tener que usar su propia energía. Lo más interesante es que, además, simulan ser halcones para asustar a sus competidores y depredadores. Para ello, Nicolás empleaba falsos informes del CNI, así como placas auténticas de la Policia Nacional y la Guardia Civil.
Pero cuando las cosas se ponen difíciles, los animales también pueden fingir ser inocentes y débiles para aprovecharse de la situación. Los gorilas viven en sistemas de harén, es decir, un solo macho controla a varias hembras. Cuando las crías son adultas, los machos deben emigrar y formar su propio grupo. Para evitarlo y así poder copular con las hembras residentes, estos grandes simios retrasan la maduración sexual, sólo de modo aparente, para no levantar sospechas del siempre peligroso espalda plateada.
No levantar sospechas es efectivo. Algunos pájaros cuyos machos se diferencian de las hembras por plumas de colores en los laterales, en presencia de otros machos más poderosos las tapan y así se pueden deambular por los territorios de las hembras sin levantar sospechas. Este fin disuasorio, parece ser la razón por la cual también las mariposas poseen formas en las alas que recuerdan a ojos de animales de mayor tamaño.
Pero la belleza y el colorido de las flores y las plantas tampoco es casualidad. Son llamativas o dulces precisamente para atraer a insectos u otros animales que las ingieran. De esta manera esparcen semillas y polénes que aseguran su reproducción. Otras plantas desarrollan características físicas que las hacen pasar por venenosas, como es el caso de las falsas serpientes coral. Éstas, son casi idénticas a sus hermanas venenosas aunque inofensivas. Se trata de una excelente estrategia disuasoria para cualquier depredador de las selvas del centro y sur de América que tengan hambre. Otras serpientes e incluso lechuzas imitan el sonido de la letal cascabel con idéntico propósito.
Al pequeño Nicolás sólo le ha faltado llevar la suplantación al terrero sexual, como hacen las "sepias travestis". Cuando uno de estos cefalópodos advierte una competencia excesiva alrededor de una hembra, cambia su tamaño, forma y color para hacerse pasar por una de ellas y acercarse para poder copular. Para llegar a este punto, sospecho que a Nicolás sólo le ha faltado tiempo, pero no ganas.
En biología evolutiva, llamamos imitación o mimetismo (mimicry en inglés) a la capacidad de algunas especies de animales y plantas para hacerse pasar por otros animales u objetos inanimados con el fin de defenderse u obtener ventajas.
Por ejemplo, una de las analogías que encontramos entre el fraude cometido por este joven veinteañero y los comportamientos observados en naturaleza es lo que sucede entre los delfines. Cada delfín tiene un sonido propio que lo identifica del resto: algo así como un nombre. Los investigadores han descubierto que estos cetáceos suelen imitar los sonidos de los compañeros, induciendo a la confusión para el que lo escucha, según estudios de la Universidad de Sant Andrews en Escocia.
Sin embargo, Nicolás es más "cuco" que todo esto. Los cucos son unas aves que ponen sus huevos en nidos de otras especies. De esta manera, distintas aves los crían y alimentan en su lugar sin tener que usar su propia energía. Lo más interesante es que, además, simulan ser halcones para asustar a sus competidores y depredadores. Para ello, Nicolás empleaba falsos informes del CNI, así como placas auténticas de la Policia Nacional y la Guardia Civil.
Pero cuando las cosas se ponen difíciles, los animales también pueden fingir ser inocentes y débiles para aprovecharse de la situación. Los gorilas viven en sistemas de harén, es decir, un solo macho controla a varias hembras. Cuando las crías son adultas, los machos deben emigrar y formar su propio grupo. Para evitarlo y así poder copular con las hembras residentes, estos grandes simios retrasan la maduración sexual, sólo de modo aparente, para no levantar sospechas del siempre peligroso espalda plateada.
No levantar sospechas es efectivo. Algunos pájaros cuyos machos se diferencian de las hembras por plumas de colores en los laterales, en presencia de otros machos más poderosos las tapan y así se pueden deambular por los territorios de las hembras sin levantar sospechas. Este fin disuasorio, parece ser la razón por la cual también las mariposas poseen formas en las alas que recuerdan a ojos de animales de mayor tamaño.
Pero la belleza y el colorido de las flores y las plantas tampoco es casualidad. Son llamativas o dulces precisamente para atraer a insectos u otros animales que las ingieran. De esta manera esparcen semillas y polénes que aseguran su reproducción. Otras plantas desarrollan características físicas que las hacen pasar por venenosas, como es el caso de las falsas serpientes coral. Éstas, son casi idénticas a sus hermanas venenosas aunque inofensivas. Se trata de una excelente estrategia disuasoria para cualquier depredador de las selvas del centro y sur de América que tengan hambre. Otras serpientes e incluso lechuzas imitan el sonido de la letal cascabel con idéntico propósito.
Al pequeño Nicolás sólo le ha faltado llevar la suplantación al terrero sexual, como hacen las "sepias travestis". Cuando uno de estos cefalópodos advierte una competencia excesiva alrededor de una hembra, cambia su tamaño, forma y color para hacerse pasar por una de ellas y acercarse para poder copular. Para llegar a este punto, sospecho que a Nicolás sólo le ha faltado tiempo, pero no ganas.
Pablo Herreros, El 'cuco' Nicolás, Yo mono, 26/10/2014
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