Els límits de l'empatia.
En principio, la empatía es maravillosa porque funciona con todo el mundo, y las narrativas también. Me puedes contar la historia de alguien que está lejos de mí, geográfica o políticamente, y aun así puedo coexperimentar su situación. Esto es lo maravilloso de las narrativas y la empatía. Nosotros desarrollamos un gran cerebro no solo para resolver problemas técnicos y tener una gran inteligencia en general, sino para tener la habilidad de coexperimentar. Muchos de los biólogos de la evolución humana coinciden en que nuestro cerebro es un cerebro para la empatía.
Pero aquí viene la trampa. Las narrativas nos empujan a empatizar con otros, pero uno de los desencadenantes de la empatía tiene que ver con tomar partido. Ves una pareja en un bar, comienzan a discutir y aunque no les conozcas, tomas partido. Pasa cuando ves un partido de fútbol, aunque no seas de ningún equipo. Tomas partido y el otro pasa a ser el enemigo, no nos gustan. Así que la empatía es genial para las experiencias individuales porque nos permite trascender nuestra experiencia, no estamos atrapados solos en nuestro cerebro. Pero cuando hay conflicto nos lleva a tomar partido y por eso la empatía es muy mala para resolver conflictos, pese a que la gente cree lo contrario. La empatía los empeora. Para resolver un conflicto hay que dar un paso atrás y dejar la empatía fuera, porque la empatía nos deja atrapados dentro de una narrativa y fuera de la otra.
Daniel Mediavilla, entrevista a Fritz Breithaupt: "La empatía es muy mala para resolver conflictos", El País 21/10/2023
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