El nihilisme com a oportunitat (Vattimo)


Hay en la postura de Vattimo una entidad y una continuidad entre el joven militante y el anciano militante, en la que se reflejan y dialogan los conceptos heredados de Nietzsche, Heidegger y Gadamer, pero de igual forma los de Friedrich Schleiermacher (el vínculo de la hermenéutica con la interpretación religiosa) y los de las doctrinas dimanadas del marxismo; todos ellos releídos a la luz crepuscular del quebrantamiento de una razón exclusiva. Si la división de su obra en zonas nos facilita la circulación sin riesgo del extravío, y la recapitulación biográfica nos revela su consideración de la filosofía como indisociable de la existencia, repasar tres nociones clave de su teoría nos posibilitará mejor su comprensión, y señalar además la congruencia y el tejido entre las etapas filosóficas y la intervención pública.

La primera de estas nociones es la crítica a la metafísica y en especial a la ontología que plantea Heidegger, que lo hizo comprender la verdad ontológica como un evento histórico lingüístico, en tanto el ser solo es eventual, en vez de estable y unitario. Esa historicidad, que resultó clave para el segundo Heidegger, indujo a Vattimo a concebir una hermenéutica dirigida hacia el presente, hacia una historia entendida ya no a la manera mayestática de Hegel, sino como un campo en el que se agitan diversas tensiones. Este cuestionamiento a las pretensiones absolutistas, sean de la ciencia, el arte, el progreso, la técnica o el mercado, le hará desconfiar de los fundamentos de la modernidad y, mediante este escrutinio, observar el declive de la Ilustración, cuyo sistema de valores permitió la emergencia de la idea moderna a través del sustento en la razón y el progreso.

Es aquí donde se entrevera la otra influencia decisiva: el nihilismo. Nietzsche advirtió la ausencia de un proyecto que diera comprensión –en sus dos acepciones– al presente, por lo que conminó a convertir a dicha temporalidad en la medida de nuestra percepción de la realidad. Se trata del popular tema de la muerte de Dios que marca el fin de la modernidad, pues el deicidio implica la disolución de la trama que sustenta la civilización occidental desde sus orígenes. Ocaso de los valores metafísicos –el ser y la verdad como eternos e inmutables– y advenimiento de una ontología que solo se concibe como presentación: como un vislumbre de la presencia en el presente. Al advertir que la consumación del nihilismo se enlazaba con la tesis heideggeriana de la disolución del ser, antaño supremo eje racional, y su conversión en un valor de intercambio, un medio simbólico y no el articulador de una trama única, Vattimo percibió el nihilismo como la oportunidad (chance) del hombre para encauzar su propia historia y apartarla de las razones de la modernidad; dado que la manifestación del ser atraviesa por la historicidad, los valores deben ser humanos, no trascendentes. Este elemento emancipador de su teoría, remanente del principio de esperanza de Ernst Bloch y del mesianismo histórico de Benjamin, será el que repercutirá en su transformación en activista, sea directamente en las esferas de la política –fue diputado y activista de los derechos civiles de la comunidad LGBTI–, o bien como simpatizante de los movimientos populistas de Latinoamérica, que él consideró ejemplos de subversión contra el capitalismo liberal y alternativas para el eurosocialismo, en su perspectiva, anquilosado.

La doble hélice filosófica de Nietzsche-Heidegger que articula la visión de Vattimo hallará su plena expresión en el concepto del pensar débil, el debolismo, que se configura en oposición a la fuerza de la metafísica y su axiología única, pero también como una contralectura de la voluntad de poder. Pensamiento “de un ser que se oculta”, es una respuesta a la violencia y la búsqueda de una salida a esa espiral coercitiva, el ciclo edípico, a través de la tolerancia y la diversidad. Es el tránsito de las cosmovisiones arraigadas como paradigmas, de las creencias verdaderas, a un nihilismo débil que alberga la posibilidad del cambio. Continuación del Nietzsche alegre que proclama el advenimiento de Zaratustra en tanto reivindica a los oprimidos y propone la construcción de otra historicidad mediante la libertad, dicha esperanza contrasta con los estertores de la razón violenta, como la imposición de un nuevo eje de lo real –el hipercapitalismo como único horizonte–, para zanjar la pluralidad.

José Homero, Gianni Vattimo (1936-2023) y la deriva hermenéutica, Letras Libres 26/09/2023

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