El compromís de la filosofia amb la veritat.









Precisamente, lo que dio origen a la filosofía fue el deseo de distinguir la apariencia de la verdad y de comprometerse con la última. De hecho, su nacimiento está vinculado al juicio y condena de Sócrates, quien fue acusado por corromper a la juventud y por introducir nuevos dioses en la ciudad-Estado. Sin duda, dos noticias falsas —en el sentido actual de la expresión— que generaron en los votantes de la asamblea ateniense emociones negativas en torno a temas muy sensibles para la población griega de entonces: la patria y las nuevas generaciones. El juicio, evidentemente, tenía connotaciones políticas, porque Sócrates cuestionaba el subjetivismo y el relativismo dominantes en Atenas, que al final incidían en la falta de ética de sus gobernantes. Su método anclaba el saber en el individuo —el famoso «conócete a ti mismo»—, para poner en evidencia el carácter ficticio de nuestras supuestas certezas. Estas pueden desmoronarse con facilidad, ya que son creencias que vienen desde fuera, opiniones distorsionadas inculcadas por la sociedad, que se basan en una reacción emotiva y aceptamos por costumbre. Igual que Sócrates, sólo sabemos que no sabemos nada. La filosofía, entonces, nació del humilde reconocimiento de la falta de seguridad en nuestras afirmaciones y de que, en todo caso, cada uno construye su verdad de forma paulatina mediante un aprendizaje, posible sólo si nos abrimos respetuosamente a los demás y entramos en diálogo con ellos. La docta ignorancia constituye el punto de partida, porque permite construir un auténtico saber que posibilita la convivencia social, justa, equitativa, un saber que ya no es relativo, pues en él no manda el criterio del sujeto ni los deseos particulares de cada uno, sino una racionalidad que aspira a lo común, lo válido para todos, la ley, el concepto.

Ya con Platón la verdad se identifica con el bien y entonces la filosofía declara abiertamente que su fin consiste en formar políticos honestos, individuos capaces de remontar la oscuridad de la caverna y alcanzar por sí mismos la verdad, para luego volver y ayudar a salir de las tinieblas a los antiguos compañeros de cautiverio, quienes creen reales las sombras reflejadas en las paredes de la cueva. Hoy el mito nos resulta mucho más cercano y fácil de comprender. Que las cosas son copia de ideas es evidente si tenemos en cuenta que lo único que conocemos son las imágenes creadas por nuestra mente gracias a las conexiones neuronales, que estructuran el material proporcionado por las sensaciones. Además, existen copias de la copia —los eikona, en griego—, que son las sombras, comparables con ciertas imágenes artísticas, fotográficas o digitales, que imitan la realidad. Resulta muy fácil de entender que este nivel es el más lejano a la verdad y donde existe la mayor posibilidad de que se filtre el error. Así, cuando Platón condena a la poesía y la echa de la ciudad ideal en el Libro VII de la República, lo hace en el marco de una educación programática para los ciudadanos. Pretende conjurar el peligro que entraña el carácter engañoso del arte, no tanto por reproducir miméticamente una realidad que ya es copia del mundo ideal, dado que la imitación no está dentro de los objetivos de la poesía lírica. Lo que le preocupa es el recurso a las emociones en el ámbito discursivo, el hecho de que, en cierto sentido, ellas hechizan y persuaden induciendo a la equivocación, como sucede con el parlamento de Agatón en El Banquete, quien busca mediante astucias congraciarse con el auditorio y lo conmueve, nublándole el acceso a la verdad a través de la sensiblería. Es obvio que Platón quiere evitar los discursos políticos demagógicos así como aquellos que halagan a los gobernantes, construidos con mentiras que al final conducen al pueblo cegado hacia la tiranía. Por eso, la mejor arma para enfrentarse a las noticias falsas es el saber, la filosofía, es decir, no un saber puramente teórico, sino práctico, cuya piedra de toque se encuentra en la ética.

Virginia López-Dominguez, Sobre lo verdadero, lo falso y lo aparente, filco.es 18/01/2021

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