Creativitat i multidisciplinarietat.











La razón por la que la combinación del arte, la ciencia y la tecnología puede acelerar la innovación es muy sencilla: puede darnos perspectivas, puntos de vista e ideas totalmente diferentes. Tendemos a creer que sabemos algo, especialmente cuando tenemos algún conocimiento especializado. Sin embargo, las interacciones y colaboraciones con quienes tienen antecedentes completamente diferentes a menudo pueden permitirnos conectar puntos de manera diferente, dándonos perspectivas que nunca antes habíamos tenido. Ese es un momento mágico que puede generar innovación. Los artistas, los científicos y los tecnólogos tienden a especializarse en sus propios campos, aunque todos son creativos a su manera: por eso, cuando colaboran, surge una forma realmente poderosa de generar nuevas ideas y hacer que la innovación se produzca.

Según el informe Design Tech Report elaborado en 2016, el 21% de los unicornios mundiales –es decir, las empresas con un valor superior a 1.000 millones de dólares– tienen un cofundador con formación en una materia creativa. Todo el mundo conoce a Steve Jobs, pero otras empresas como Airbnb, Square, YouTube, GoPro y Artsy, tienen también al menos un cofundador con formación en un campo creativo. ¿Solo una coincidencia? Hoy los líderes tecnológicos mundiales como Google, Amazon, Facebook, Microsoft y otros, tienen ya un programa de residencia para artistas: es obvio que no lo hacen por diversión, sino con un propósito estratégico.

El arte es sólo un ejemplo, pero lo que es realmente poderoso y necesario en el mundo de los negocios ahora es el pensamiento multidisciplinar. Hoy en día, el valor de la información no es tan alto como antes, ya que se ha mercantilizado: es posible acceder a mucha información en todo tipo de industrias y campos. Incluso es posible leer un gran número de trabajos de investigación científica de forma gratuita. Uno puede aprender mucho por sí mismo en casa viendo YouTube o inscribiéndose en Udemy. Desde el punto de vista de las finanzas, esto significa que el valor relativo de una pieza de información se ha desplomado drásticamente. En otras palabras, el mero hecho de saber algo no es tan valioso, ya que todo el mundo puede acceder a ello. Incluso si uno no se halla familiarizado con las finanzas, es fácil entender que lo que todo el mundo puede tener es menos valioso que lo que la mayoría de la gente no puede tener, como un gran diamante.

Vivimos en la era del mundo digital y la innovación ya no consiste en mejorar ligeramente la calidad de los productos físicos, sino en cambiar la forma en que ‘unimos los puntos’. Alojarse en casa de un desconocido en un país en el que nunca has estado, suscribirse para comprar los derechos de acceso a una colección de música, utilizar una plataforma de forma gratuita a cambio de dar a una empresa tus datos personales: todos estos nuevos negocios han tenido éxito no solo porque han mejorado la calidad del hardware, sino porque han conectado la información existente de forma diferente. Un gran ejemplo sería, de nuevo, el iPhone: cuando se lanzó por primera vez, muchas empresas japonesas podían realmente producir un teléfono de mejor calidad desde el punto de vista del hardware. Sin embargo, las empresas japonesas perdieron posteriormente la cuota de mercado de la telefonía móvil. Ello no ocurrió porque no pudieran mejorar la calidad, sino porque no pudieron unir los puntos de forma diferente. De hecho, algunas partes del iPhone han sido producidas por empresas japonesas.

Por tanto, lo que necesitamos en el mundo de los negocios hoy en día es una forma de pensar alternativa para poder conectar los puntos de forma diferente. Una sola pieza de información no tiene mucho valor, pero cuando se combina con otra información de forma única, genera un nuevo valor. El pensamiento multidisciplinar nos permite unir los puntos de forma diferente y, por eso, la combinación de arte, ciencia y tecnología es necesaria no sólo para los que trabajan en el mundo de la I+D, sino para que todos innovemos en nuestra forma de pensar: innovando nosotros mismos.

Masaaki Hasegawa, Innovación: ¿qué hay más allá de la palabra?, ethic.es 26/10/2021

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