La funció de l'"estatus".









Es imposible exagerar la importancia del estatus y la reputación si hablamos de moralidad. Los humanos somos seres ultrasociales obsesionados con el estatus, con nuestra aceptación e integración en el grupo, con nuestro lugar en la jerarquía. El estatus es una necesidad como lo es el agua o la comida porque en función del estatus vamos a tener mayor o menor acceso a los recursos (comida, parejas) y por eso anhelamos subir en la jerarquía. La jerarquía es ubicua en todos los grupos humanos y surge también espontáneamente. A lo largo de la historia, un número pequeño de personas en su cima ha disfrutado de los beneficios que conlleva un alto rango social (más recursos, autonomía, salud, felicidad y bienestar) mientras un gran número de gente se ha visto privada de esos beneficios. La jerarquía es algo que existe en otras especies y tiene una ventaja clara: evita las peleas continuas por los recursos y supone un ahorro de tiempo y de esfuerzo tanto para el individuo superior como para el inferior. Por ejemplo, cuando se reúne un grupo de gallinas, al principio pelean continuamente por la comida, pero no tarda en establecerse un «orden de picoteo». Es ventajoso saber con anterioridad cuál va a ser el resultado de una pelea y evitar así tener que llevarla a cabo.

Pablo Malo, Morir por un dólar: ¿por qué a los seres humanos nos vuelve locos el estatus?, elconfidencial.com 24/10/2021


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