Tecnologia i poder.
Musk quiere más fábricas, más trabajadores baratos, más rebajas fiscales y menos regulación. Pero, sobre todo, quiere desplegar la clase de infraestructura que no se puede desmantelar, a ser posible con dinero europeo. Tiene un negocio espacial que pone cohetes en órbita y que, de momento, solo compite con los rusos. Tiene un sistema de comunicaciones por satélite que, de momento, no compite con nadie más. Tiene un negocio de coches eléctricos en declive cuya sede europea es Brandeburgo. En su artículo para Die Welt, ha dicho que sus “inversiones significativas” en Alemania justifican su intervención en la política local, dibujando una visión perfectamente colonialista del capitalismo que los otros líderes del sector comparten. Todo indica que Alemania va a las elecciones con AfD como segunda fuerza política y al menos un teleprompter trucado. Musk sigue siendo el único usuario de X capaz de modificar el servicio para garantizar su visibilidad y la de su clan.
X tiene cien millones de usuarios en Europa. El pasado octubre, el comisionado europeo confirmó que no es lo bastante grande como para ser considerado un gatekeeper en la ley europea de mercados digitales (DSA, por sus siglas en inglés) y por lo tanto no está sujeto a los mismos estándares que Meta, que tiene 250 millones, o TikTok, con 142. No tiene la obligación de compartir datos con la competencia, demostrar que no se favorece a sí mismo o justificar la forma en que operan sus algoritmos, suscripciones y negocios comerciales. Pero sí entra en la categoría de VLOP (plataforma online muy grande), con la obligación de tomar medidas para prevenir la propagación de contenido ilegal y desinformación, y proporcionar información clara sobre sus políticas de moderación de contenido, incluyendo cómo funcionan sus algoritmos y sistemas de recomendación.
Hace un año que la Comisión abrió una investigación formal contra X por sospechas de infracciones en todos esos ámbitos. Esta semana, el legislador Damian Boeselager, de Los Verdes alemanes, preguntó en carta abierta a la comisaria europea de Soberanía Tecnológica, Henna Virkkunen, si el algoritmo de X cumple los requisitos de transparencia de la DSA. Son peticiones relevantes, después de que el Tribunal Constitucional rumano anulara el resultado de unas elecciones presidenciales por la evidencia de una campaña de intoxicación. Pero también peligrosas, mientras Europa no tenga una estrategia unificada europea para garantizar la integridad electoral.
Marta Peirano, El camino hacia el poder, según Elon Musk, El País 09/01/2025
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