Què no puc saber?
En una de las secuencias iniciales de su serie de vídeos The elegant universe (el universo elegante), el físico Brian Greene intenta explicar a su perro las ecuaciones de la relatividad general de Einstein. El perro no entiende nada, como es lógico. Su mente no da para ello. Del mismo modo, sigue el argumento de Greene, es posible que nuestro cerebro no esté capacitado para descubrir la teoría del todo con la que sueñan los físicos teóricos. Quizá es una de esas cosas que no podemos saber, en la clasificación de Kant.
Este es un punto de vista perturbador, al menos para mí y para ti, lectora, puesto que has llegado a este párrafo y eso quiere decir que tienes una mente inquisitiva. ¿Podemos aceptar que hay cosas que no podemos llegar a saber, que hay ámbitos de la realidad que nos están vedados por nuestra propia torpeza de especie? ¿Podemos aceptar eso de una forma tan generosa, tan desinteresada, tan humilde? ¿Acaso somos generosos, desinteresados, humildes?
¿Y en qué consiste esa torpeza exactamente? Podemos suponer, por ejemplo, que los engranajes de nuestra mente solo nos dan acceso a una parte de la realidad, o solo a unos pocos procesos que siguen cierta lógica, o a las pocas preguntas que nuestro chapucero cráneo es capaz de concebir. Pero esto no está nada claro. Nuestro cerebro no evolucionó en un escenario cuántico donde una cosa puede estar en dos sitios a la vez, pero ha sido capaz de descubrir ese mundo en las escalas subatómicas, de formularlo y de ponerlo a su servicio. Los procesos cuánticos siguen cierta lógica, pero no es nuestra lógica, y sin embargo hemos sido capaces de manejarlos. Supongo que esta capacidad para gestionar situaciones extrañas, insólitas, nunca antes vistas, es esa inteligencia general que persiguen los ingenieros de la computación, de momento con poco optimismo.
Javier Sampedro, Cosas que no podemos saber, El País 22/11/2024
Comentaris