La llibertat no és només absència del mal.
Nadie es libre encerrado detrás de una alambrada de espino o bajo un bombardeo, ni en el pasado ni hoy en día, ni en Xinjiang, ni en Gaza ni en ningún otro lugar.
Pero la libertad no es solo ausencia del mal. La libertad es la presencia del bien. Es el valor supremo, la condición en la que elegimos y combinamos las cosas buenas y las traemos al mundo y así dejamos nuestra huella única y personal. Es una idea en positivo.
En mi opinión, la libertad asume cinco formas, que conectan la filosofía con la política. La primera, la soberanía, significa la capacidad de los niños para comprenderse a sí mismos y comprender el mundo. Decimos que los Estados son soberanos, pero una política que tenga la libertad como punto de partida requiere un gobierno que ayude a que las personas lo sean también. La segunda, la imprevisibilidad, nos hace indisciplinados e inquietos. La tercera, la movilidad, es la multiplicidad de caminos que se abre ante nosotros en el espacio y el tiempo. La cuarta, la realidad, es lo que nos permite asirnos al mundo y cambiarlo. Y la quinta, la solidaridad, es la conciencia de que la libertad debe ser para todos.
Para poder ser libres, necesitamos que el gobierno resuelva ciertos problemas. Un gobierno es el único capaz de parar a un invasor o acabar con un monopolio. Pero eso es solo el principio. Cuando la gente tiene la sanidad garantizada, está menos preocupada por el futuro y tiene más libertad para cambiar de trabajo. Cuando los niños pueden ir a la escuela, los adultos tienen más libertad para organizarse la vida. Los niños que estudian pueden defenderse de las mentiras de los aspirantes a tiranos.
La libertad es una tarea nacional. Se necesita la cooperación de todos para crear personas libres. Esa cooperación se llama Gobierno. Y la libertad es una tarea generacional. Para que los niños crezcan libres, antes tiene que haber las instituciones y políticas necesarias. Los niños no pueden crear las condiciones de su propia educación. Ningún joven puede construir las carreteras y las universidades necesarias para cumplir el sueño americano. Siempre hay que mirar hacia adelante. Esa perspectiva, esa sensación de que es posible un futuro mejor gracias a las decisiones del presente, es lo que hace que un país sea libre.
Timothy Snyder, ¿Qué es la libertad? La palabra más usada (y maltratada) en política, El País 10/11/2024
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