Feixismes d'última generació.


Loewenstein describe así este procedimiento, que generaliza a todos los fascismos de última generación: “los estrategas fascistas se han vuelto especialmente cuidadosos con no cometer ningún acto abierto de rebelión hasta que los métodos más sutiles y calculadamente legales de socavar el Estado y establecer una atmósfera de doble legalidad justifican la toma del poder definitiva por medio de un golpe de estado.” En el caso alemán, esta toma del poder se realizó yendo de ley a ley y tanto la burocracia local como los gobiernos extranjeros prefirieron no ver el golpe.
Hasta 1933, los nazis realizaron muchos progresos en la técnica de usar los instrumentos e instituciones de la democracia liberal como arma contra la democracia liberal. Sobresalieron en el uso de los procesos electorales, los reglamentos parlamentarios y las libertades civiles para generar situaciones, conflictos y noticias falsas explotables para la movilización de los ciudadanos y la deslegitimación de las instituciones del Estado. Luego, de un día para otro, se esfumaron las libertades y en el parlamento dejó de practicarse el parlamentarismo. El artículo de Loewenstein se puede leer como Spinoza leía a Tácito: como un documento histórico que describe cómo se llega a la tiranía que se quiere prevenir.
Josep Maria Ruiz Simon, Arqueología de Loewenstein (V), La Vanguardia 19/03/2019

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