El mite de la nostàlgia d'una unitat originària.

 
El expediente de Zeus.
En uno de los más conocidos diálogos de Platón, El Banquete encontramos en boca de uno de los protagonistas, Aristófanes, el mito de una nostalgia de unidad originaria que  parece consubstancial a la condición humana:
"Pero habeis lo primero de conocer la forma y manera de ser humana y lo que con ella ha sucedido [ ...] Pues en primer lugar, eran tres las especies de los hombres y no dos, como ahora macho y hembra. Había una tercera, común en algo con esas dos, y cuyo nombre ha quedado hasta el día de hoy, en tanto que ella está extinguida: pues "andrógino" o "machihembra" o "marimacho"era en aquel entonces una de las tres, ompuesta así en figura como en  nombre de las otras dos, de la de macho y de la de hembra, mientras que ahora no hay tal, sino como nombre que se ponga como insulto.
Eran pues tremendos en poder y fuerza; soberbios eran los sentimientos que albergaban y osaron ir contra los dioses [...] Apenas si al cabo Zeus, tras haberlo meditado, habla como sigue: 'Me parece que he dado, dijo, con un expediente para que siga por un lado habiendo hombres y cesen, por el otro, en su desenfreno, una vez que su fuerza mengue. Y es ello que ahora, dice, voy a dividirlos en dos a cada uno de ellos, con lo cual, a la vez que vendrán a ser más débiles, serán más provechosos para nosotros, al resultar su número acrecentado; y marcharán erguidos sobre dos piernas. Pero si todavía les diera por portarse insolentemente y no se quisieran quedar tranquilos, de nuevo los he de dividir en dos, de modo que anden sobre una sola pata coja'. Habiendo dicho lo cual iba dividiendo a los hombres por la mitad, como quienes rajan las serbas y las preparan para hacer orejones de ellas [...] cada uno de nosotros es como una de las piezas de un hombre entero, dividido que está como los partes de un lenguado, de uno dos".
El texto platónico enfatiza el hecho de que en esta escisión originaria tendría su matriz la pulsión amorosa tendiente a reencontrar la unidad primitiva suturando así "la llaga del ser humano". Pero la fuerza del mito va mucho más lejos. Es de buena lógica pensar  que en realidad  el ser  previo a la escisión no era aun el ser humano, que  este surge como resultado de la misma, y en consecuencia, contemplar  a la luz de tal quiebra originaria, tal ruptura en el seno de lo entero, la totalidad de los proyectos humanos. Todos ellos esconderían  una inclinación a superar la parcialidad correlativa del ser y alcanzar así una plenitud que necesariamente (puesto que la individualidad humana resulta de la escisión) sería necesariamente más que humana.
Prioridad ontológica de la escisión
Pero el proyecto de reencontrar lo entero puede adoptar estrategias diferentes, algunas de las cuales se revelan inoperantes respecto al fin propuesto. La única manera de que la escisión no triunfe es asumirla, o sea: contemplar la individualidad como su fruto, rechazando de sí el espejismo consistente en ver cada cosa como una entidad por sí misma, la cual sólo en segundo lugar- y accidentalmente- mantendría  relación con las demás.
"El hombre es un nudo de relaciones" indicaba Saint Exupery, pero se traiciona lo esencial de este aserto si se considera que hay un ser del hombre  previo a este su  ser en relación. Se lo traiciona asimismo si se considera que la relación baña en un fondo de neutralidad que podría traducirse en tensión pero también en complementaridad.
La escisión en lo uno, traducida en polaridad, es la condición de la identidad, pero lo así polarizado no se vincula en la neutralidad sino en la oposición y en última instancia en la contradicción.
La concepción según la cual, en primer lugar las cosas son lo que son y sólo en segundo lugar entran en relación diferencial las unas respecto a las otras recibe la puntilla en pensadores como Hegel, pero este no es el único. Leibniz había preparado el terreno enunciando principios sobre los que me detendré un momento en la próxima columna.

Víctor Gómez Pin, Asuntos metafísicos 74: La escisión en el origen, El Boomeran(g), 25/11/2014

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Percepció i selecció natural 2.

Gonçal, un cafè sisplau

"¡¡¡Tilonorrinco!!! ¡¡¡Espiditrompa!!!"