Altruisme competitiu.
Solemos pensar que las motivaciones fundamentales en la vida son la riqueza y el dinero pero el estatus es más importante, es la divisa o moneda original. El estatus existía antes que el dinero.
Los estudios sugieren que, a diferencia del estatus, el deseo de poder sobre los demás no es fundamental en los humanos. A diferencia del estatus, no predice fuertemente el bienestar. Además, a diferencia del estatus, el deseo de poder es saciable.
Después de adquirir una cantidad moderada de poder, la mayoría de las personas están menos interesadas en obtener aún más", escribe la socióloga Cecilia Ridgeway. "Pero no así el estatus”
Un estudio de más de 60.000 personas en en 123 países encontró que el bienestar de la gente “dependía fuertemente del grado en que se sentían respetados por otros. La consecución o pérdida de estatus fue el mejor predictor de los sentimientos positivos y negativos a largo plazo.
Del mismo modo, el deseo de riqueza no es fundamental. El estatus es la forma original de moneda, y la que más importa. Los estudios demuestran que la mayoría de los empleados aceptarían un título de trabajo de mayor estatus antes que un aumento de sueldo.
Y aquí ocurre una cosa muy importante: la cantidad de estatus (o de ingresos, o de muchas otras cosas) que no hace felices no es absoluta sino que es relativa. Es decir, nuestro estatus se obtiene por comparación con el estatus de los que tenemos cerca.
Un aumento de los ingresos de los vecinos y una disminución similar de los ingresos propios tienen aproximadamente el mismo efecto negativo en el bienestar.
Esto se ajusta a nuestra comprensión de cómo funciona el cerebro. Tiene que juzgar nuestro estatus en relación con el de los demás, porque así es como lo percibe. Para la profesora de neurociencia Sophie Scott, "la percepción no tiene un punto cero. No hay una verdad absoluta sobre el mundo con la que comparemos todo lo demás, así que todo es relativo". El sistema de detección del estatus, por tanto, funciona en modo de competición.
Los investigadores han descubierto que nuestros sistemas de recompensa se activan más cuando conseguimos recompensas relativas que absolutas; estamos diseñados para sentirnos mejor no cuando conseguimos más, sino cuando conseguimos más que los que nos rodean”
Las personas practican un "altruismo competitivo", luchando por ser consideradas por los demás como grandes contribuyentes al grupo. Por supuesto, el estatus se otorga al altruista también en las sociedades más modernas: los estudios demuestran que los que donan a la caridad, por ejemplo, experimentan un dramático aumento de prestigio a los ojos de los demás.
Podemos considerar nuestra reputación como una versión simbólica de nosotros mismos que existe en la mente de los demás.
Will Storr, The Status Game
Pablo Malo, @pitiklinov. 03/11/2022
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