El perill de la IA.






Cuando interactuamos en modo chat con un modelo de inteligencia artificial sentimos muy pronto que, aparte de que nos haya ayudado en una tarea instrumental, el modelo no entiende bien qué estamos buscando. No puede hacerlo porque se alimenta solo de una parte de nuestros datos: los que le han sido suministrados, y que son siempre parciales, un poco como si un marciano observador tomase muchísimos datos de nuestras vidas, pero nunca interactuase con ellas. Nunca comprendería lo que somos.
A veces, uno siente que muchos discursos menguados son como conversaciones con GPT. Los discursos cuñados, ciertos discursos políticos y propagandísticos: es como si estuviesen alimentados no por la interacción con nuestras vidas cotidianas, sino por datos tomados de la prensa y medios sociales favoritos.
Wittgenstein explica bien estas dos formas anormales de comprensión y dar sentido: son casos de lenguajes primitivos que denotan formas de vida primitivas (no en el sentido antropológico, sino en un sentido estructural).
La trama del sentido humano incluye compartir experiencias, también contradicciones, dudas, miedos, fe y afectos. Lo peligroso no es que la inteligencia artificial se acerque o supere la humana, sino que ciertas regiones de nuestras prácticas se aproximen a las formas menguadas de inteligencia artificial y algoritmicen y maquinicen los discursos. Que el lenguaje de la propaganda se parezca tanto a las respuestas de GPT no es casual.

Fernando Broncano, 20/06/2024

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