Les causes del desastre.
A mí, lo que más me llama la atención en este desastre es que Alvise, un sujeto que ha operado exclusivamente desde las redes sociales, un bocazas propagador de bulos y estupideces, haya obtenido doscientos mil votos más que Podemos (y casi los mismos que Sumar).
Cómo habría podido concebirse algo así en el 2014, cuando estaba tan claro para todo el mundo que el espectacular éxito de Podemos se debía en gran medida a que una generación muy joven había sabido moverse con inteligencia en las redes sociales. No es posible imaginar un punto final más humillante. O sea, que ni siquiera eso hemos sabido hacer. En la izquierda nunca hemos tenido grandes corporaciones mediáticas, pero parece que tampoco se nos ha dado bien conquistar una mínima hegemonía en Internet. Habría que consultar con los algoritmos de Youtube, de Instagram o de TikTok. A mí me da la impresión de que el auge de la extrema derecha es apabullante. Toda la inteligencia atesorada por lo que se llamó la “generación más preparada de la historia” no ha sido capaz de imponerse en las redes sociales. Pongamos por caso, en el terreno de la economía, Eduardo Garzón cuenta con apenas 37.000 suscriptores. Juan Ramón Rallo, con 720.000. Yo diría que esta debe ser más o menos la proporción entre izquierda y derecha en muchos otros campos.
Hay un océano en Internet muy cargado políticamente, en el que, sorprendentemente, la izquierda, tampoco ha sabido moverse, pese a que aquí no podía alegar la falta de medios.
Han pasado muchas cosas desde el 15M de 2011. El desplazamiento más significativo e inquietante me parece el radical cambio de actitud frente a lo que se llama capitalismo. El 15M fue muy esperanzador sobre todo porque vimos a un país reunirse en las plazas convencido de que sus problemas no residían en que hubiera muchos emigrantes, muchos homosexuales y muchas feministas, sino en algo que tenía que ver con los bancos y los poderes económicos, en suma, con algo que se llama capitalismo. Uno de los lemas del 15M fue el famoso grito de la Bruja Avería, ¡Viva el Mal, viva el capital! Por aquel entonces, los que defendían el capitalismo no defendían propiamente el capitalismo, defendían el statu quo, defendían que eso que llamábamos nosotros, desde la izquierda, “capitalismo”, no era más que la economía natural del ser humano, en su más alta etapa de desarrollo. Ahora ya no es así y sobre todo entre los más jóvenes. Al respecto, la mentalidad hegemónica en las redes sociales es que hay que defender el capitalismo como un programa político para el futuro, precisamente contra un supuesto statu quosocialdemócrata, representado incluso por Milton Friedman, el Banco Mundial y el FMI. Hay una gran parte de la juventud convencida de que lo más rebelde y contestatario, lo más revolucionario que se puede hacer, es “putodefender a España” con el brazo en alto y vitoreando a Franco, mientras se pide una motosierra que acabe con el Estado a favor del turbocapitalismo salvaje. ¿Dónde pensamos que han aprendido a razonar así? Y si han mamado ese mensaje de las redes sociales… ¿dónde demonios ha estado la izquierda mientras tanto? ¿Cómo se perdió esa batalla o esa guerra?
Carlos Fernández Liria, Las elecciones, la izquierda y las redes, eldiario.es 11/06/2024
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