La veritat en la democràcia.
Se dirá que hablar de mentira en términos fuertes casa mal con la naturaleza elusiva de la verdad política. Es cierto: si la democracia no puede erradicar la mentira es porque tiene una relación ambigua con la verdad. Y es que la verdad misma es ambigua. No la verdad científica, ni la verdad factual: hoy luce el sol y Hitler invadió Polonia. Pero sí las verdades que defendemos acerca de lo bueno o lo deseable. Es así porque vivimos en sociedades plurales donde coexisten distintos puntos de vista morales. Para bien o para mal, la política no es filosofía analítica.
Manuel Arias Maldonado, Democracia y mentira, el mundo.es 16/1272017
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