El cognitariat.






Debemos a los autodenominados “aceleracionistas” una exploración cabal de un catastrofismo emancipador apenas esbozado en un puñado de textos de Marx y parcialmente desarrollado en los años setenta por Deleuze y Guattari y, más recientemente, por Negri y Hardt. Desde su perspectiva, el hiperdesarrollo tecnológico del capitalismo contemporáneo estaría sembrando las semillas tanto de su propio colapso como de una sociedad futura que aprovecharía ese brutal despliegue de conocimiento y potencia productiva para fomentar la autorrealización y la solidaridad. Por eso el sujeto histórico encargado de crear una nueva hegemonía postcapitalista no sería ya la clase obrera tradicional sino el “cognitariado” global. El aceleracionismo tiene decantaciones ideológicas y teóricas muy diferentes –desde el anarcocapitalismo hasta el postobrerismo pasando por algunas corrientes feministas– y la selección de textos de Armen Avanessian y Mauro Reis proporciona una generosa panorámica del movimiento. Es injusto, en cualquier caso, juzgar esta corriente por sus expresiones más caricaturescas, prácticamente indiscernibles de la mala ciencia ficción. El aceleracionismo también está siendo una fuente de análisis lúcidos que, bien conscientes de los riesgos del tecnoutopismo, buscan alternativas a la impotencia política de las críticas tecnológicas conservadoras, a las que tildan de “miserabilistas”.

César Rendueles, En los laberintos de la tecnología, aceleración, monopolio y precariedad, Babelia. El país 14/12/2017

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