Màquines que pensen com a màquines.




Existe un malentendido muy común sobre el modo en que operan las máquinas y los sistemas. Se piensa que, para superar a los humanos, deben copiar el modo en que pensamos y razonamos. Ese era el fundamento de lo que yo llamo la primera generación de la Inteligencia Artificial (IA). Y ese ha sido el modo en que los economistas se han planteado hasta hace poco la capacidad e influencia de las máquinas. Si querías desarrollar una máquina capaz de derrotar al ajedrez a Gari Kaspárov, tenías que crear un sistema capaz de capturar el proceso razonador que tendría un gran jugador de ajedrez. Lo que ha ocurrido como consecuencia de los últimos adelantos tecnológicos, sin embargo, es que las máquinas son capaces de desarrollar estas tareas de un modo muy diferente a cómo lo hacemos los humanos.

Los sistemas y las máquinas no tienen necesariamente que copiar lo que hacen los seres humanos para ser mejores que ellos. Puedes tener máquinas muy eficaces que no necesiten pensar. La Universidad de Stanford ha desarrollado un sistema que puede diagnosticar si una mancha en la piel es cancerígena de un modo tan preciso como los mejores dermatólogos. ¿Cómo funciona? No intenta copiar el buen juicio de un médico. De hecho, la máquina ni sabe ni entiende de medicina en absoluto. Lo que tiene son datos almacenados de unos 130.000 casos reales, y aplica un algoritmo de reconocimiento de características repetidas a lo largo de esos casos.

Rafa de Miguel, entrevista a Daniel Susskind: "Una máquina no necesita copiar a los humanos para ser mejor que ellos", El País 10/01/2021

https://elpais.com/ideas/2021-01-09/daniel-susskind-una-maquina-no-necesita-copiar-a-los-humanos-para-ser-mejor-que-ellos.html?ssm=FB_CC&fbclid=IwAR3LmTNcpRsLK65c8mVdwIjn2sw7vuqSRfw3hvjm3khcPTiZPIkS8YEh-Zw

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