text 3: José Luis Moreno Pestaña, Expertos




El otro día me refería a la obra de Philip Tetlock El juicio político de los expertos (Capitán Swing, 2016, traducción de Jorge Sola) y quisiera volver brevemente sobre ella porque creo que aclara los argumentos que intentaba exponer. El libro es un modelo de investigación estándar de psicología política. El autor pone en funcionamiento un enorme dispositivo experimental para comprobar la capacidad que tienen los expertos en proponer predicciones acertadas. 

Al final de la obra, el autor propone tres dificultades para distinguir a los buenos especialistas. En primer lugar, los consumidores somos vagos y tanto los legos como los expertos nos dejamos guiar por famas y prestigios inmerecidos. Los académicos desprecian a quienes no vienen aureolados por gente de su cuerda, cuando no caen en el ridículo de valorar a alguien, escribe el autor, «por su afiliación institucional, su fama o incluso su atractivo físico».

En segundo lugar, cuando los consumidores no se encuentran desmotivados, se encuentran motivados por malas razones que no son otras que confirmar los propios supuestos. Este tipo de consumidores de profecías son horribles y fomentan intelectuales horribles: aquellos que buscan confirmar los prejuicios más obtusos de una clientela.

En tercer lugar, aunque los consumidores se encuentren motivados, y lo estén con espíritu reflexivo, existen muchas dificultades cogntivas para escuchar a quienes razonan mejor. Por un lado, casi todas las previsiones son vagas y se realizan eligiendo los mejores escenarios posibles. Cuando se falla, además, siempre cabe decir: fue por los pelos…

El deseo por el conocimiento y el debate debe oponerse a la sumisión fetichista por el pronosticador autosuficiente y oracular, a menudo hiperdiplomado, que siempre confirma su propio discurso.

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