Ser tecnologia
Fénix es ingeniero mecatrónico y dirige el Cyborg Foundation Labs en Barcelona, donde las ideas y proyectos de la Cyborg Foundation "bajan a tierra firme". Hace nueve años, los artistas cíborg Moon Ribas y Neil Harbisson, la primera persona que fue reconocida como cíborg por un gobierno, crearon esta entidad para “ayudar a los humanos a convertirse en cíborgs, defender sus derechos y promover el arte cíborg”. Según Fénix, la fundación es un punto de encuentro para artistas, ingenieros, filósofos, abogados, médicos... “Tenemos un mismo objetivo: la conquista del transhumanismo, del poder diseñarnos a nosotros mismos”.
No se trata de una quimera futurista, ni siquiera de un movimiento reciente. En el siglo pasado, biólogos y filósofos soñaban ya con una humanidad soberana, liberada de la tiranía de la evolución biológica para tomar las riendas de su desarrollo. Algunos, incluso, encuentran en el superhombre nietzscheano un empoderamiento que pudo ser germen del movimiento transhumanista. El término fue acuñado en 1957 por Julian Huxley, biólogo y hermano del autor de ‘Un mundo feliz’. El desarrollo de la tecnología y la ingeniería genética que se presenta aterrador en la novela era, para el hermano del escritor, el cultivo de una nueva existencia. En su utopía, evitar la miseria y las enfermedades sería una cuestión de voluntad. El sufrimiento, las limitaciones y el dolor se erradicarían gracias a una especie de Ilustración tecnológica.
Muchas de las propuestas del transhumanismo actual están ligadas a la transformación tecnológica del cuerpo, lejos de lo que Huxley pudo imaginar. “La tecnología que queremos crear es de relevo. Venimos recogiendo la labor que iniciaron Neil Harbisson y Moon Ribas, y es probable que la próxima generación cíborg recoja lo que estamos desarrollando nosotros. Queremos cambiar la interacción de los humanos con la tecnología y que el propio cíborg genere un nuevo paradigma económico, que sea dueño de todo. Esto abre muchos campos de pensamiento. Creo que es lo más cercano a la libertad. Dejaremos de llevar o usar tecnología para ser tecnología”, opina Fénix.
“Lo que hoy es una casa domótica o inteligente puede acabar siendo una extensión de nuestro cuerpo. Igual que existen fábricas robotizadas, el trabajador autónomo pueda manejar un brazo robótico como una extensión de sí mismo. Al final, se podrían suplantar las economías que utilizan a personas como mano de obra barata o desechable. Además, intentamos que nuestros diseños sean accesibles en todos los sentidos. Implantarse un chip, conectarse a un brazo robótico, generar tu propio modelo de negocio y no depender de nadie”.
Ana Ramírez, Los cíborgs ya están aquí, El Confidencial 07/10/2019
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