Adam Smith i l'Estat.








“Habrá quien sostenga que impedir que un particular reciba en pago los billetes de un Banco, por una suma grande o pequeña, cuando no tiene inconveniente en aceptarlos, o prohibir a un banquero que los emita cuando los demás no tienen inconveniente en recibirlos, es un atentado contra la libertad natural, que la ley viene obligada a proteger y no a violar. Estas reglamentaciones pueden considerarse indiscutiblemente como contrarias a la libertad natural. Pero el ejercicio de esta libertad por un contado número de personas, que puede amenazar la seguridad de la sociedad entera, puede y debe restringirse por la ley de cualquier Gobierno, desde el más libre hasta el más despótico. La obligación de construir muros para impedir la propagación de los incendios es una violación de la libertad natural, exactamente de la misma naturaleza que las regulaciones en el comercio bancario de que acabamos de hacer mención.” (La teoría de los sentimientos morales)

Smith dice clara y explícitamente que la concentración de libertad (incluso de “libertad natural”) en manos de unos pocos –normalmente, los más ricos– amenaza a la sociedad en su conjunto, sin excepción de aquellos que tienen la posibilidad de usar al máximo (o abusar) de las libertades. Por ello critica los monopolios, los beneficios extremos o cualquier forma excesivamente desigual. Si se busca una sociedad libre, dice Smith, hace falta que haya un Estado alerta, que pueda crear cortafuegos allí donde los incendios amenacen con la vida de la sociedad. En pocas palabras, que no hay economía que no sea política y que no hay mano invisible que funcione sin regulación visible, pública y humana. Así, Smith ha sido muy explícito en sus apreciaciones acerca de la importancia de evitar la excesiva desmembración social y en el inmenso valor de las soluciones colectivas, aún cuando deban ser contrarias a la naturaleza.
Hernán Gabriel Borisonik, Adam Smith, la ley natural y el gran incendio de Londres, sin permiso 10/09/2019

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