La mà que pensa (Byung-Chul Han).
Martin Heidegger |
«La mano actúa», así caracteriza Heidegger
la esencia de la mano (Parménides,
Madrid, Akal, 2005, p. 104). Pero él no entiende la acción desde la vida activa. La «mano que actúa
propiamente» es, más bien, la «mano que escribe» (Ibíd. 105). Así, su esencia no se manifiesta como acción, sino como
manuscrito. La mano es, en Heidegger,
el medio para el «ser», que designa la fuente originaria del sentido y la
verdad. La mano que escribe comunica con el «ser». La máquina de escribir, en
la que solo se emplea la punta de los dedos, nos aleja del ser (Ibíd, 111) …
La máquina de escribir conduce a una atrofia
de la mano, a la decadencia de la mano que escribe, es más, al olvido del ser. Sin duda, Heidegger habría dicho que el aparato
digital empeora aún más esta atrofia de la mano.
La mano de Heidegger piensa, en lugar de actuar: «Cualquier
movimiento de la mano en cada una de sus obras se conduce a sí mismo a través
del elemento del pensar, hace gestos en medio de este elemento. Toda obra de la
mano descansa en el pensar» (¿Qué
significa pensar?, Madrid, Trotta, 2005, p. 79). El pensamiento es una mano
de obra. De este modo, la atrofia digital de la mano haría que se atrofiara el
pensamiento mismo. Es interesante ver que Heidegger
sustrae la mano en forma tan decisiva a la acción y la acerca al pensamiento.
Su esencia no está constituida por el Ethos, sino por el Logos. Y Heidegger piensa el Logos desde la mano
colectora de un labrador. (…) El Logos aparece en Heidegger como hábito del labrador, que cultiva el lenguaje como
tierra laborable, ara y cultiva, en medio de lo cual comunica con la tierra que
se esconde, que se cierra, y se expone a su carácter incalculable y oculto. El
labrador tiene que escuchar la tierra, y ha de escucharla obedeciéndola … (Del
labrador al cazador, 27)
Byung-Chul Han, En el
enjambre, Herder, Barna 2014
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