Els 'free riders' i els papers de Panamà.


Las filtraciones sobre cantidades de dinero multimillonarias depositadas y acumuladas en paraísos fiscales por cientos de españoles delatan nuestro lado más miserable como primate: la ocultación y la mentira. Hablamos de: "Los primates de Panamá"

Varias especies de animales acumulan alimento durante el invierno ocultando los frutos secos bajo la nieve y la tierra, en sus paraísos fiscales particulares. Por ejemplo, el cascanueces de Clark, un córvido que habita norteamérica, esconde miles de ellos cada año. Lo interesante es que en la primavera recupera más del 90% del total, algo que requiere una memoria impresionante. SI los cascanueces de Clark pueden, ¿por qué Mario Conde no? Porque a diferencia de en estas aves, en nuestra especie y otras cercanas sí hay unas reglas que obedecer si deseamos continuar viviendo en grupo. 

Muchos animales y sociedades humanas pagan algo parecido a nuestros impuestos modernos. Los que consiguen el alimento están obligados a dar pequeñas partes a otros miembros del grupo. Mediante este altruismo recíproco consiguen satisfacer las necesidades de todos por igual y asegurar la supervivencia del colectivo. Es el caso de los chimpancés y varias comunidades amazónicas. 

Pero de manera simultánea a la emergencia de este espíritu de reciprocidad, algunos individuos, a los que desde la biología evolutiva llamamos "agentes libres" o free riders en inglés, desarrollaron otras estrategias también presentes en la naturaleza como son la ocultación o las falsas alarmas. Todo comenzó el día en que a un primate, muy probablemente, se le ocurrió esconder comida para poder comérsela él solo después. Es decir, monopolizarla sin nadie a la vista que pueda pedirle una parte. Aunque más sofisticado, en esencia, los implicados en los papeles de Panamá y las estrategias de los primates son las mismas: quedarse el máximo para uno mismo. 

De hecho, hacer creer a otro algo falso es una maniobra frecuente en nuestra especie. Desde niños ensayamos estas situaciones cuando hacemos creer cosas a otros que no son verdad o simplemente despistan. Es uno de nuestros juegos favoritos. Si quieren esconder algo dices: "¡mira ahí!", o sólo diriges la mirada hacia un lugar con cara de sorpresa. Lo más seguro es que otros mirarán también buscando lo que llamó tu atención. 

Los chimpancés también realizan maniobras de distracción para robar comida o herramientas a los compañeros, según un vídeo de la Universidad de Kyoto, en la que una cría está jugando con unas herramientas que no tiene intención de soltarlas. En la siguiente escena se ve a la madre hacer los gestos de que desea ser acicalada por él, mostrándole su espalda. En cuanto el pequeño suelta las herramientas para acicalar a su madre, ésta rápidamente se las roba. 

Otras especies de primates despliegan tácticas similares. Los monos capuchinos viven en el centro y sur del continente americano; en la selva, forman tropas muy numerosas que cooperan, pero que también compiten entre sí. Cuando uno de ellos detecta un alimento valioso, emite una falsa llamada de alarma para que los compañeros crean que un águila o una serpiente se acerca y salgan disparados en dirección contraria. Así se lo quedan todo para ellos. 

Afortunadamente, la mayoría de especies gregarias se controlan. Porque en el fondo sabemos que si llega el día en que los agentes libres o egoístas superan en número a los cooperadores nuestra sociedad desaparecerá. En nuestras manos prensiles está.

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