La moneda de Facebook i la societat d'excepció.
El anuncio del lanzamiento de Libra, la moneda que Facebook pondrá en el mercado, forma parte de esto. Facebook es una empresa cuyas prácticas pueden calificarse de todo menos éticas. Se quedan con nuestros datos, los utilizan de formas que no conocemos o que sólo conocemos cuando ya es tarde, como en el caso Cambridge Analytica, Zuckerberg acude al congreso estadounidense sólo para poner cara de extraterrestre y niega su presencia en el británico, Angela Merkel responsabiliza a la red social del crecimiento de la ultraderecha, y todas las noticias falsas de las que se culpa a los rusos fueron difundidas a través de FB.
Ocurre porque nuestro sistema es cada vez más un sistema de la excepción, que es lo que define nuestro capitalismo, un régimen ambiguo en el que la gran mayoría de los ciudadanos deben sujetarse a las normas existentes, cumplir con ellas bajo continuo riesgo de sanción, mientras que una minoría puede saltar por encima de las reglas. Es como una competición que se celebrase en dos carreteras, una por la que circulásemos la mayoría de los ciudadanos, que seríamos multados si nuestro coche sobrepasa los 120 km/h, y otra por la que transitaría una minoría sin reglas de velocidad. Adivinad quién gana.
Esta sociedad de la excepción tiene múltiples manifestaciones, pero en todas ellas supone una acumulación de poder en pocas manos privadas. Por ejemplo, en los impuestos, ya que mientras el ciudadano común no puede evitarlos, hay empresas y particulares que pagan allá donde quieren, eligen a la carta. Muchas multinacionales, muchos fondos, y las tecnológicas son especialistas en esto, han crecido a partir de su evasión de las normas. Tiene que ver también con los rescates públicos a empresas fracasadas, algo impensable con los particulares: si alguno de nosotros monta un negocio y sale mal, podéis apostar a que ni los Estados, ni la UE ni el BCE vendrán en nuestra ayuda.
La sociedad de la excepción tiene que ver con que se les permite situaciones que no serían legalmente toleradas si los titulares de las mismas fuéramos el común de los ciudadanos.
Las tecnológicas son un paso más allá en todo esto, y la moneda de Facebook supone ir todavía más lejos. La empresa que gestionará la Libra tendrá la sede en Ginebra, Suiza, una localización muy adecuada gracias a su clima, y en ella participarán Facebook, Uber, Paypal o Mastercard. Lo que significa el intento de construir una esfera alternativa de pago para el mundo digital, completamente fuera del poder territorial, del de los Estados, y de nuestro ámbito de influencia como ciudadanos.
La pregunta es ¿dónde están los reguladores? ¿Entregando más y más poder a estas empresas? Es curioso que el mundo liberal, tan dado a combatir el poder cuando es público, y a pesar de contar en su tradición política con una referencia inequívoca a la concentración de poder como mal, no sólo ha permanecido mudo ante este proceso, sino que lo ha alentado. Es una muestra de cómo el liberalismo se han convertido en otra cosa, mucho peor, enormemente activo cuando se trata de los poderes estatales, mudo, ciego y sordo cuando se trata de los poderes privados. La conversión del mundo liberal en neoliberal, y de este en neoliberal a lo Trump es un hecho. Económicamente es así, y políticamente lo estamos comenzando a ver. Lo de Libra es otra piedra en el muro.
Esteban Hernández, Lo que ocultan sobre la nueva moneda de Facebook y la política, El Confidencial 20/06/2019
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