Potenciadors cognitius.
FGL es un ejemplo clásico de desarrollo de un fármaco que mejora el aprendizaje y la memoria. La proteína NCAM se conoce desde hace décadas como una proteína cuya función en los procesos de aprendizaje y memoria es crucial para la comunicación celular, entre otras cosas, a través de la activación de un receptor llamado FGFR. Investigadores en Dinamarca asilaron la parte de NCAM que se une al receptor de FGFR y sintetizaron un análogo artificial que se denomino FGL.
Sorprendentemente, tras inyectar FGL en ratas mejoró su aprendizaje y memoria durante más de dos semanas. Es importante señalar que estas ratas no tenían deficiencias cognitivos antes del tratamiento , lo que indica que incluso cuando el cerebro funciona perfectamente, se puede mejorar su rendimiento.
En nuestro grupo de investigación y usando métodos de biología molecular y registros eléctricos de las células nerviosas, hemos podido descubrir por qué FGL mejora la capacidad cognitiva. Cuando se une al receptor FGFR, activa un complejo sistema de procesos bioquímicos en las células nerviosas y el resultado final es el fortalecimiento de las sinapsis entre las células nerviosas. (Enlace a la investigación completa sobre el tema). Este refuerzo aumenta la eficiencia de la transferencia de información entre las células nerviosas, lo que mejora el aprendizaje y la memoria. El FGL aún se encuentra en periodo de desarrollo. Los resultados de los ensayos clínicos son prometedores, pero aún faltan muchos años de trabajo para disponer de un potenciador cognitivo seguro y eficaz.
Más allá de los efectos secundarios que pueden acompañar el uso de cualquier medicamento, las mejoras cognitivas pueden tener efectos secundarios únicos y desconocidos. Teóricamente, el potenciador cognitivo puede mejorar los recuerdos deseables, como el temario para un examen, pero existe el peligro de que también aumente los recuerdos sin importancia y que nuestro cerebro se inunde de recuerdos que no necesitamos, causándonos una gran confusión y posiblemente una disfunción mental.
Peor aún, un potenciador cognitivo puede amplificar los recuerdos traumáticos que de otro modo y en un cerebro normal estarían suprimidos. Aumentar recuerdos dolorosos puede ser devastador para algunas personas. La conclusión obvia es no apresurarse a probar los potenciadores cognitivos, incluso si los ensayos clínicos han tenido éxito. Por más atractivo que pueda ser el uso de estos compuestos, su empleo debería restringirse a personas con un problema real de memoria, por ejemplo, pacientes con Alzheimer y no por personas con un funcionamiento cognitivo normal.
Shira Knafo y Miguel Morales, ¿Existe algún fármaco que nos haga más inteligentes?, Cuaderno de Cultura Científica 14/06/2019
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