Com s'originen les teories de la conspiració 2 (L'experiment de la cantonada).





Otro motivo por el cual somos tan propensos a creer en las teorías de la conspiración es que somos animales sociales, y es mucho más importante (desde un punto de vista evolutivo) nuestra posición en la sociedad que estar en lo cierto. En consecuencia, comparamos constantemente nuestras acciones y nuestras creencias con las de nuestros semejantes, y luego las cambiamos para que se ajusten a ellas. Esto significa que si nuestro grupo social cree algo, es más probable que sigamos al rebaño.

Este efecto de la influencia social en el comportamiento tuvo una bonita demostración, allá por 1961, en el experimento de la esquina que llevó a cabo el psicólogo social estadounidense Stanely Milgram (más conocido por su trabajo sobre la obediencia a las figuras de autoridad) junto con sus compañeros. El experimento era lo bastante sencillo (y divertido) como para que usted pueda reproducirlo. Elija una esquina concurrida y mire al cielo durante 60 segundos.

Lo más probable es que muy poca gente se pare y compruebe qué está mirando. Milgram vio que, en estas condiciones, se añadía alrededor del 4% de los viandantes. Luego haga que unos cuantos amigos le acompañen en sus elevadas observaciones. A medida que el grupo aumente, cada vez más extraños se pararán y mirarán hacia arriba. Cuando el grupo haya alcanzado los 15 observadores celestes, alrededor del 40% de los transeúntes se habrán detenido y habrán estirado el cuello junto con ustedes. Seguramente habrá visto cómo funciona ese mismo efecto en los mercados, en los que se habrá sentido atraído hacia el puesto a cuyo alrededor había una multitud.

El principio se aplica con la misma potencia a las ideas. Cuanta más gente crea en una información, más probable será que la aceptemos como verdadera. Y así, si estamos excesivamente expuestos a determinada idea a través de nuestro grupo social, esta se convierte en parte de nuestra visión del mundo. En suma, la demostración social es una técnica de persuasión mucho más eficaz que la demostración basada puramente en las pruebas, lo cual explica, como es lógico, por qué esta clase de demostración es tan apreciada en publicidad ("el 80% de las mamás lo cree así").

La demostración social no es más que una de las muchas falacias lógicas que también hacen que ignoremos las pruebas. Un tema relacionado con ella es el omnipresente sesgo de confirmación, o la tendencia por la cual la gente busca y se cree los datos que apoyan su punto de vista, mientras que descarta los que no lo hacen. Todos lo sufrimos. Basta con que piense en la última vez que escuchó o vio un debate en la radio o en la televisión ¿Hasta qué punto le pareció convincente el argumento que iba en contra de su visión de las cosas en comparación con el que coincidía con ella?

Mark Lorch, Por qué la gente cree en las teorías de la conspiración, y cómo conseguir que cambien de opinión, El País 26/0872017

https://elpais.com/elpais/2017/08/23/ciencia/1503498083_674014.html?id_externo_rsoc=TW_CC

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