L'empresa contra la Intel.ligència Emocional.






(...) Óscar Delgado es un ingeniero informático de 32 años, rechazó un ascenso que le costó su empleo porque no se sentía cómodo siendo jefe. Hasta ese momento había demostrado ser una persona fácil. Era amable y comprensivo, flexible, entusiasta, muy bueno currando en equipo y conseguía mantener el equilibrio cuando sus compañeros entraban en pánico. Fueron precisamente todos estos puntos fuertes los que hicieron que la empresa pensase en él para promocionarlo a un puesto de mando. Pero cuando estrenó su nuevo sillón sintió que las circunstancias le sobrepasaban. "Me costaba resolver las cosas. Pensaba que cualquier decisión que tomase tendría grandes consecuencias y me sentía mal", explica Delgado. "Durante un tiempo estuve bien, pero pronto empecé a estar preocupado por todo, a todas horas".

Este es un escenario habitual entre las personas que tienen inteligencia emocional alta. Los expertos entienden que al tener tan en cuenta las emociones de los demás, les cuesta tomar decisionesimpopulares que puedan generar descontento o confrontaciones. Y, dependiendo de la empresa, habitualmente tienen que centrarse más en los resultados que en las relaciones con los empleados. (...)

(...) Un metaanalisis realizado por el psicólogo Gregory J. Feist muestra que las personas que controlan y gestionan sus emociones no son tan inconformistas como para desafiar al statu quo y reemplazarlo por algo nuevo: les cuesta atreverse a innovar (prefieren ser prudentes, no arriesgarse a incomodar a alguien).

Está claro que se puede tener inteligencia emocional y ser creativo. Pero los grandes genios, las personas rompedoras que han atrevido a reinventar la forma tradicional de hacer las cosas, no se caracterizan precisamente por tener unos altos niveles de empatía. Hablamos de Einstein, Da Vinci... "Son personas abiertas a nuevas experiencias pero menos convencionales, más ambiciosos, dominantes, hostiles e impulsivos", explica Tomás Chamorro. Las características comunes más destacadas de los genios parecen contrarias a la inteligencia emocional.

M. Victoria S. Nadal, La inteligencia emocional no es tan guay como te la han vendido, Retina. El País 02/04/2017

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