Ciència sense humanisme








No puedo decir que me guste mucho lo que piensa Sloterdijk, pero su sarcasmo sobre Heidegger en Normas debería entrar en una antología de la ironía. El texto del entonces joven y mediático filósofo sostiene que todo esto que hace Heidegger es lo que han hecho siempre los escritores del humanismo. No otra cosa que cartas que se escriben entre sí gente que sabe leer y que cree que lo escrito salvará a los humanos de su condición caída. Filósofos que no son más que filólogos queriendo salvar el mundo como super héroes con sus redefiniciones de palabras, algo así como Agamben con máscara de Spiderman. 

Tampoco puedo decir que me guste mucho la críptica respuesta de Habermas a Sloterdijk, a quien acusa de que su propuesta de “domesticación” del ser humano implicaría una suerte de eugenesia disfrazada de intervención en las líneas germinales y la reproducción de generaciones futuras. Pero sí es cierto que el argumento de Sloterdijk, después de sus denuestos a Heidegger, es más o menos el argumento que tomarán los transhumanistas épicos como base ideológica: hasta ahora el humanismo ha sido una cultura que pretendía mejorar al ser humano a través de la educación. Ha fracasado estrepitosamente, así pues, dejemos que ahora se encargue la ciencia, que podría planificar un ser humano futuro libre de todas las lacras de comportamiento violento y del destino al sufrimiento constante. 

El argumento del transhumanismo radical, épico, el de la transformación sin restricciones de las líneas germinales o de la investigación sobre prótesis informacionales en el cerebro, e incluso la “descarga” de la memoria en una nube digital, me parece uno de los más lamentables argumentos de la historia. Resulta que el humanismo, que desde el Renacimiento e incluso desde Grecia constituía la base de la educación, uno de cuyos productos es la ciencia, ha fracasado, pero la ciencia, ahora sin humanismo, podrá triunfar imponiendo a las futuras generaciones temperamentos genéticamente inscritos. No se tarda mucho en encontrar unos cuantos auto-socavamientos en este modo de argumentar. Lo dejo como tarea práctica para el lector.

Fernando Broncano, Tras el humanismo, El laberinto de la identidad 05/09/2020

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