Alguns filòsofs que han fet servir l'escepticisme.






El escepticismo ha sido, en mayor o menor medida, un debate que ha ocupado a buena parte de los grandes filósofos de la historia, entre los que destacan los siguientes:

  • Pirrón. Fue aquel filósofo que no sintió la necesidad de dejar nada por escrito y que gustaba, según Diógenes, de la soledad evitando la muchedumbre para no verse atrapado por el compromiso social y que permaneció pobre, sin sacar partido de su duda siendo su vida simple, austera e irreprochable: el padre del escepticismo.
  • Kant. Del escepticismo “pasado de vueltas” como lo define Coll Mármol, al escéptico moderado que definió al escéptico como un benefactor de la humanidad, como alguien que nos obliga una y otra vez a buscar justificación para nuestros conocimientos y a que no nos durmamos en los laureles de la credulidad.
  • Nietzsche. Influido por Pirrón, como Montaigne, el filósofo alemán llega a mostrar su escepticismo sobre el propio lenguaje como vehículo de conocimiento: “¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son”.
  • Hume. A pesar de desvincularse del “poder destructivo de la actitud pirrónica excesiva”, Hume se convierte en defensor de una suerte de escepticismo mitigado: la filosofía “no consiste en ocuparse de abstractas especulaciones dogmáticas ni en la búsqueda de razones suficientes, sino en la extensión y clasificación de los razonamientos naturales y comunes”.
  • Adam Smith. Uno de los representantes modernos de los escepticismos débiles o parciales en materia ética, científica o lingüística.
  • Descartes. Tal vez la gran figura del debate del escepticismo moderno al plantear argumentos escépticos aún hoy debatidos como la ocurrencia de ilusiones sensoriales, el argumento del sueño o el genio maligno, sin olvidarnos de su duda metódica. Un caso clásico de escéptico desesperado por buscar (y encontrar) una fórmula para afirmar el conocimiento.

Y es que, como dice, Stella Villarmea, en último término, el escepticismo se convierte en una herramienta con la que analizar la noción de conocimiento, la noción de verdad: “de ahí que la «amenaza» del escepticismo haya supuesto tradicionalmente uno de los mayores acicates para el desarrollo de la historia de la filosofía”.

David Rubio, Qué es el escepticismo: cuando la verdad no existe, publico.es 03/10/2024


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