És cert que l'escola mata la creativitat? (Héctor Ruiz Martín)




¿Es cierto eso de que «la escuela mata la creatividad»? Desde un punto de vista científico, la respuesta breve es que no contamos con evidencias como para afirmar tal cosa (más bien al contrario)

Algunos de quienes sostienen que «la escuela mata la creatividad» lo justifican con base en un estudio en que un grupo de niños de 3-5 años fue capaz de proponer muchos más usos alternativos a diversos objetos (como un clip) que un grupo de adultos.[1]

Sin entrar en más detalles sobre este estudio, lo primero que cabría cuestionar es la validez de tal argumento: ¿realmente es la escuela la que provoca que los adultos no proporcionen tantas opciones de usos alternativos como los niños? ¿O bien hay otras causas?

Para afirmar que la causa de ese supuesto declive creativo sea la escuela, por lo menos habría que realizar estudios estadísticos que compararan a adultos que pasaron por la escuela con adultos que no lo hicieron (o que pasaron menos tiempo).

Sin embargo, apenas existen estudios que hayan indagado si existe una correlación entre los años de escolarización y la creatividad. Y si no sabemos si hay correlación, aún menos podemos saber si hay causalidad.

Por tanto, de entrada no es posible afirmar científicamente que la escuela tenga dicho efecto.

Ahora bien, mientras no contamos con pruebas sobre si es la escuela la que "mata" la creatividad, ¿podemos aventurar otra explicación que sí cuente con respaldo científico? ¿Cómo podríamos explicar que los adultos no seamos tan "creativos" como los niños?

Así, no es que los adultos no seamos tan creativos, sino que reducimos las opciones de nuestras ocurrencias porque conocemos mejor las "reglas del juego". Los conocimientos que hemos obtenido nos permiten diferenciar entre una idea realista y otra que lo es menos.

Esto podría ser consecuencia de cómo funciona el cerebro. Cuando nuestro cerebro percibe algo en nuestro entorno, no le interesa en absoluto aventurar todo lo q dicha cosa podría ser, sino q prefiere determinar cuanto antes lo q es, mejor dicho, lo q es más probable que sea.[2]

Así podemos tomar decisiones y responder de manera más rápida y eficaz, lo q resulta vital cuando de ello depende nuestra supervivencia y bienestar. De hecho, para el cerebro es preferible q nos equivoquemos con la respuesta elegida a que tardemos demasiado barajando opciones.

Por supuesto, es mucho mejor no equivocarse. Por eso, los conocimientos que vamos obteniendo con nuestras experiencias a medida que maduramos ayudan al cerebro a realizar mejores conjeturas de manera instantánea sobre lo que tenemos delante.

Es decir, a medida que nos hacemos adultos, nuestros conocimientos nos hacen más eficaces delimitando instantáneamente las posibilidades de lo que pueden ser las cosas que nos rodean, en función de su aspecto, del contexto en el que aparecen, etc.

Esto quizás haga que nos cueste pensar en tantas opciones como los niños a la hora de atribuir funciones a un objeto. Pero las propuestas que hacemos son más razonables.

Ahora bien, los conocimientos no solo eliminan opciones inverosímiles cuando tratamos de ser creativos. Según la comunidad científica, la creatividad que da lugar a soluciones no solo imaginativas sino también realistas se beneficia de tener amplios conocimientos.[3]

La escuela, por tanto, más que matar la creatividad tiene la capacidad implícita de promoverla. Al fin y al cabo, una de las funciones de la escuela es proporcionar conocimientos: la materia prima de la creatividad. Entonces, ¿podemos decir que la escuela promueve la creatividad?

Un reciente metanálisis (un estudio que se hace juntando los datos de múltiples estudios) con más de 40.000 alumnos refleja que la creatividad (como capacidad de proporcionar soluciones alternativas pero verosímiles) incrementa paulatinamente durante la etapa escolar.[4]

El problema es que este estudio solo constata una correlación. Ya es algo, pues sin correlación no puede haber causalidad. Pero q haya correlación no implica necesariamente causalidad. Por tanto, este estudio no puede concluir que la causa del incremento creativo sea la escuela.

Ahora bien, ¿qué podríamos hipotetizar? Las hipótesis científicas no son simples suposiciones o corazonadas, sino predicciones que se basan en los conocimientos científicos que ha proporcionado toda la investigación previa en el mismo campo o en disciplinas relacionadas.

Por tanto, a partir de lo que las ciencias cognitivas han revelado sobre cómo funciona la creatividad, lo que podríamos esperar es que la escuela jugara un papel relevante para contribuir a su desarrollo.

En efecto, la escuela ofrece saberes y habilidades fundamentales sin los cuales difícilmente podríamos llevar a cabo muchos tipos de obras y soluciones creativas. No obstante, el plus que proporcionan unos conocimientos «amplios» solo ocurre si estos son también «profundos».[3]

Los conocimientos profundos son aquellos dotados de significado para el aprendiente. Son duraderos y transferibles a nuevas situaciones, y son funcionales: nos permiten hacer cosas con ellos, desde apreciar una obra de arte a crearla, desde evaluar un problema a resolverlo.

Si nos interesa promover la creatividad de nuestros alumnos (así como otras habilidades cognitivas "superiores"), debemos asegurarnos q los conocimientos q adquieren alcanzan estas cualidades, lo que requiere ofrecer múltiples oportunidades para q los usen y les den significado.

En realidad, usar los nuevos conocimientos en actividades creativas es una forma de conseguir que acontezcan más profundos [5]. Por supuesto, también puede resultar beneficioso promover un entorno y una cultura del aprendizaje que favorezcan actitudes creativas en el aula [6]...

...y no solo en las lenguas y artes, sino también en las matemáticas y las ciencias [7]. Al fin y al cabo, la creatividad no es una habilidad general, sino que adopta distintas formas en función de la disciplina en que se aplica [8].

Y es que, aun sin ser una habilidad general (no puede entrenarse como si fuera un músculo para aplicarla en cualquier ámbito porque depende de tener conocimientos concretos sobre el ámbito en cuestión), lo q sí puede fomentarse en general es la adopción de una «actitud creativa».

Para ello, algo muy importante en el aula (¡y en casa!) es ofrecer un entorno de aprendizaje en q los niños no tengan miedo de equivocarse, donde se sientan seguros para ensayar y compartir sus ideas y razonamientos. Este es quizás el aspecto q más requeriría de nuestra atención.

En definitiva, no podemos decir q la escuela mate la creatividad, pero quizás pueda sacar mayor partido a su potencial para promoverla. Porque para muchos niños y niñas la escuela representa la mejor oportunidad de ampliar sus horizontes y conocer el mundo que los rodea. FIN.

 

@hruizmartin


Referencias:

[1] Land, G., & Jarman, B. (1993). Breakpoint and beyond: Mastering the future-today. HarperCollins.

 [2] Smith, E. E., & Kosslyn, S. M. (2013). Cognitive psychology: mind and brain. Pearson.

[3] Weisberg, R. W. (1999). Creativity and knowledge: A challenge to theories. Handbook of creativity, 226.

[4] Said-Metwaly, S. et al. (2020). Does the Fourth-Grade Slump in Creativity Actually Exist? A Meta-Analysis of the Development of Divergent Thinking in School-Age Children and Adolescents. Educational Psychology Review, 33, 275–298.

[5] Fiorella, L., & Mayer, R. E. (2015). Learning as a generative activity. Cambridge University Press. [6] Fasko, D. (2001). Education and creativity. Creativity research journal, 13(3-4), 317-327.

[6] Sternberg, R. J., & Williams, W. M. (1996). How to develop student creativity. ASCD. [7] Wiliam, D. (2013). Principled curriculum design. SSAT (The Schools Network) Limited.

[8] Sawyer, R. K. (2011). Explaining creativity: The science of human innovation. Oxford university press.

 

 

Héctor Ruiz Martin, ¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y la enseñanza, Editorial Graó


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