La seducció del costat fosc.

"¿Cómo puede ser gobernada Alemania por un hombre de tan escasa formación como Hitler?" La pregunta es de Karl Kaspers. La respuesta, de Martin Heidegger: "¡La formación es indiferente por completo, mire usted solamente sus preciosas manos!" El hechizo que Hitler ejerció sobre Heidegger, afiliado al partido nazi en 1933, serían solo una tétrica curiosidad si no fuera porque el autor de Ser y tiempo es tal vez, con Ludwig Wittgenstein, el filósofo más influyente del último siglo. Como decía Jean-François Revel, "si el fascismo y el comunismo solo hubieran seducido a los imbéciles, habría resultado más fácil librarse de ellos". Céline es el gran emblema de la seducción del lado oscuro, pero nombres no faltan.

Para unos fue un sarampión -Mies van der Rohe, Mircea Eliade, Günter Grass-; para otros -Giuseppe Terragni, Pierre Drieu La Rochelle o el Nobel noruego Knut Hamsun-, una enfermedad crónica. Eso en la versión fascista, porque la versión estalinista del sarampión afectó a medio Parnaso, de Pablo Neruda a Rafael Alberti, que en 1937, durante una visita a la URSS, quedó fascinado por Stalin, por "su bondad, su conocimiento de la gente, su deseo de verla feliz".

Javier Rodríguez Marcos, La bondad de Stalin y las preciosas manos de Hitler, El País 20/02/2011
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hacemos/genios/infames/elpepisoc/20110220elpepisoc_1/Tes?print=1

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