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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: agost, 2024

Contra l'esquerra no democràtica.

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Si la izquierda no es democrática, entonces no es de izquierdas .   Hace unos días, el director de la escuela de Frankfurt,   Stephan Lessenich , reflexionaba sobre la "semiperiferización" de Europa y EEUU en la economía y política mundiales. ¿Hay una izquierda que cree realmente que la "decadencia de Occidente" es el umbral del fin del capitalismo, el imperialismo y la tiranía? ¿Hay una izquierda que cree de verdad que lo contrario de "malo" es "bueno"? Lessenich, digámoslo enseguida, no relacionaba esta "semiperiferización" de Occidente con ninguna transformación liberadora mundial, con ningún nuevo socialismo redentor; la relacionaba con "un capitalismo mucho más violento". No lo olvidemos:   no hay más que capitalismo ahí afuera; no hay de momento ningún afuera . Mientras tratamos de imaginar y construir uno, ¿habrá que creer que el capitalismo chino, el indio, el ruso, el iraní son el no-capitalismo que soñábamos en el si

Treballs de merda.

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Después de aquel infausto mordisco en pleno goce del paraíso terrenal, el castigo divino recayó sobre Adán en forma de condena a extraer los frutos de la tierra con el sudor de su frente. Y en la boca de ese infierno mundano que ardió en los campos de concentración nazis, recibía al recién llegado un cartel con aquel tan famoso como torticero mensaje de que “ el trabajo te hace libre ”. Deberían resultar suficientes, pero no son estas dos las únicas advertencias capitales sobre la inveterada ocupación de —llamémoslo— laborar, trajinar, bregar, currar, ganarse el pan… en fin, esa no pocas veces tediosa actividad, que, en su acepción contemporánea, ya sea de 9 a 5 o en horario partido o por turnos, debería exhibir un aviso legal como las cajetillas de tabaco: trabajar mata. Trabajar no solo acarrea potenciales peligros físicos y una rampante precariedad con evidentes repercusiones sobre el autocuidado, sino que, incluso en su vertiente menos arriesgada y más generosamente remunerada, con

Hi ha salvació? (Walter Benjamin)

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No hay pensamiento verdadero de la emancipación sin medirse con la catástrofe de la repetición. Hay que clavar la mirada en la cabeza de Medusa, dice Walter Benjamin, pero sin dejarse fascinar por ella. Miguel Abensour encuentra que la cabeza de Medusa para Benjamin fue la figura de Blanqui. El gran revolucionario francés del siglo XIX, después de involucrarse en todas las intentonas insurreccionales de su tiempo, escribe en la cárcel “La eternidad por los astros”, una fabulación cosmológica sobre el eterno retorno de lo Mismo. El Orden reina, a pesar de todas las tentativas de subvertirlo. “Es la versión infernal de Blanqui”, dice Benjamin. La fascinación por la mirada de Medusa tras una vida de incesante combate. ¿Y Benjamin? En la escritura de sus famosas Tesis, un verdadero ejercicio espiritual al borde del abismo como dice Abensour, Benjamin toma buena cuenta de la maldición de la repetición, pero sin ceder a ella. No niega la idea de progreso, sino que la vincula a la catástrofe.

L'ús del llenguatge, segons Sòcrates.

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«Sócrates dijo: “El mal uso del lenguaje induce el mal en el alma”. No estaba hablando de gramática. Hacer un mal uso del lenguaje es utilizarlo como lo hacen los políticos y los anunciantes, con fines de lucro, sin asumir responsabilidad por el significado de las palabras. El lenguaje utilizado como medio para conseguir poder o ganar dinero sale mal: miente. El lenguaje utilizado como fin en sí mismo, para cantar un poema o contar una historia, va hacia la verdad. Un escritor es una persona a la que le importa el significado de las palabras, lo que dicen y cómo lo dicen. Los escritores saben que las palabras son su camino hacia la verdad y la libertad, y por eso las usan con cuidado, pensamiento, miedo y deleite. Usando bien las palabras fortalecen sus almas. Los narradores y poetas se pasan la vida aprendiendo esa habilidad y el arte de utilizar bien las palabras. Y sus palabras hacen que las almas de sus lectores sean más fuertes, más brillantes y más profundas». Ursula K. Le Guin &

Neurociència en el primer psicoanàlisi.

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Según Jean-Pierre De la Porte, profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Witwatersrand, las conclusiones teóricas a las que llegó Freud no se podían entender si antes no se había leído y asimilado un manuscrito suyo previo, de 1895, pero publicado póstumamente en los años cincuenta. El manuscrito se titulaba “Proyecto para una psicología científica”, [1]   y en él Freud intentaba cimentar sobre una base neurocientífica sus primeras ideas sobre la mente. Con ello seguía los pasos de su gran maestro, el fisiólogo Ernst von Brücke, miembro fundador de la Sociedad Física de Berlín. En 1842, Emil du Bois-Reymond formuló la misión de la Sociedad como sigue: Brücke y yo hicimos un juramento solemne para poner en práctica esta verdad: “Las únicas fuerzas que están activas en el organismo son las fuerzas físicas y químicas comunes. Para explicar lo que actualmente dichas fuerzas no pueden explicar hay que encontrar la manera o forma específica de su acción

Por qué NO Vivimos en una Simulación (seguramente)

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Què ens queda dels qualia?

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Los filósofos han dedicado esfuerzo e ingenio a la fatigosa tarea de analizar   la subjetividad humana,   ese reducto personal e intransferible que, según suponemos, siempre será privado e inaccesible al conocimiento empírico.   David Chalmers ,   Daniel Dennett   y muchos otros pensadores consideran que el “problema difícil” para entender la consciencia es el asunto de los   qualia , que tiene que ver con los sentimientos privados. Por ejemplo, un neurólogo te puede mostrar qué neuronas de tu cerebro se activan   cuando ves el color rojo,   pero no lo que tú sientes al verlo, la   rojez   del rojo, su   qualia (qualium,   supongo que habría que decir en singular, pero no compliquemos aún más las cosas). La rugosidad que sientes al tocar una piel seca, la embriaguez de un perfume y el sufrimiento de un dolor son otros ejemplos de   qualia,   percepciones subjetivas que solo podemos expresar con metáforas y que son nuestras, íntimas e inaccesibles a los demás. En un tiempo en que nuestr

Els perills de la precarietat laboral.

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El peligro, como el propio Guy Standing advierte en The Precariat: The New Dangerous Class no termina aquí. La precariedad lleva a muchas personas a desentenderse totalmente del Estado, al considerar que no las protege. Esto deriva en el apoyo a nuevos grupos políticos de corte claramente fascista y autoritario, basándose en sus promesas de un mejor futuro. El populismo tiene sus raíces bien insertas en la insatisfacción vital que provoca una vida de inseguridades económicas y sociales. Para complicar más el asunto, numerosos jóvenes debidamente preparados para desarrollar una carrera laboral, se ven obligados a encadenar, uno tras otro, trabajos temporales y mal remunerados. Esto les lleva a advertir el futuro como algo no deseable, y a alejarse, cada día más, de la política y del sistema. Son personas políticamente inactivas que poco a poco pierden la capacidad para ejercer la necesaria presión social que motive cambios de calado en la legislación de sus propios países. Los riesgo

Els aventatges de la solitud segons Schopenhauer.

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El dilema del erizo apareció en la colección de ensayos filosóficos breves de 1851, "Parerga y Paralipómena", del griego apéndices y omisiones. Fue la última obra de Schopenhauer y la primera que le trajo el reconocimiento filosófico que había esperado por mucho tiempo. Como señaló satisfecho, fue "incomparablemente más popular que todo lo anterior". La parábola dice así:   " Un día helado de invierno, varios erizos se apiñaron muy juntos para, gracias al calor mutuo, evitar congelarse.   Pronto sintieron el dolor   que les causaban las púas de los otros, lo que los hizo separarse nuevamente .   " Pero la necesidad de calor los volvió a unir, y se repitió el retroceso de las púas, de modo que quedaron   atrapados entre dos males , hasta que descubrieron la distancia adecuada desde la cual podían tolerarse mejor el uno al otro ". Parece un cuento para niños, pero encapsula la compleja naturaleza de las relaciones humanas, y, afín con Schopenhauer, no t

Democràcia contra veritat.

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Foucault habla de la parresía en su último curso para el Collège de France, que impartió poco antes de morir de sida. En la Grecia Antigua,   el «hablar franco» era conocido como   parrhesía,   y   aquel que decía la verdad era denominado parresiasta   ( parrhesiastés ). El estudio pormenorizado de este fenómeno es verdaderamente iluminador, particularmente en los tiempos que corren, en los que la censura y la cultura de la   cancelación   cuentan con un nuevo protagonismo. Escuchemos lo que Michel Foucault tiene que decir sobre la parresía: «Es etimológicamente la actividad consistente en decirlo todo:   pan rhema . El  parrhesiastés   es el que dice todo… Demóstenes dice: es necesario hablar con parresía, sin retroceder ante nada». Pero hay que decir que, tanto en la Antigüedad griega como en la actualidad, la   parrhesía  es siempre considerada como algo peligroso para quien la ejerce, pues «no solo arriesga la relación establecida entre quien habla y la persona a quien se dirige la