L'humanisme de Marx.
Todas las modalidades de antihumanismo modernas coinciden en la crítica al supuesto esencialismo del humanismo. La postulación de una esencia humana sería un pecado original de universalismo que no tiene en cuenta la historia ni las transformaciones culturales y sociales que esta conlleva. De esta fuente beben antropocentrismo, patriarcalismo e imperialismo cultural que estarían asociados a una imagen de lo humano demasiado próxima a la autoimagen de la cultura y la sociedad dominante.
Esta es la razón por la que Althusser interpreta que Marx se dio cuenta a tiempo de y a partir de la Ideología Alemana abandonó el humanismo que había contaminado sus anteriores escritos, los Manuscritos de 1944 especialmente. Allí encontramos la tesis de que la alienación del trabajador le despoja de su ser genérico, lo que puede traducirse como que le deshumaniza, pues lo que caracterizaría al ser humano es precisamente el ser genérico
"Por eso es precisamente en la elaboración del mundo objetivo en donde el hombre se afirma realmente como un ser genérico. Esta producción es su vida genérica activa. Mediante ella aparece la naturaleza como su obra y su realidad. El objeto del trabajo es por eso la objetivación de la vida genérica del hombre, pues éste se desdobla no sólo intelectualmente, como en la conciencia, sino activa y realmente, y se contempla a sí mismo en un mundo creado por él. Por esto el trabajo enajenado, al arrancar al hombre el objeto de su producción, le arranca su vida genérica, su real objetividad genérica, y transforma su ventaja respecto del animal en desventaja, pues se ve privado de su cuerpo inorgánico: de la naturaleza. Del mismo modo, el degradar la actividad propia, la actividad libre a la condición de medio, hace el trabajo enajenado de la vida genérica del hombre un medio para su existencia física. Mediante la enajenación, la conciencia del hombre que el hombre tiene de su género se transforma, pues, de tal manera que la vida genérica se convierte para él en simple medio."
Lenturas recientes de Marx, como la de César Ruiz Sanjuan en Historia y sistema en Marx –por otro lado muy inteligente⎼, consideran que los Manuscritos de Marx son todavía un débito de Marx al antropologismo de Feuerbach. Algo que abandonaría (Ruiz Sanjuan sigue aquí a Althusser) a partir de La Ideología Alemana y que desarrollaría en El Capital, donde ya no aparece el término alienación, un término antropocéntrico, idealista y acientífico.
El humanismo de Marx no tenía en ningún momento ningún compromiso con alguna forma de esencialismo. Bueno sí, con una: la especie humana, sostiene Marx, se caracteriza por la producción de transformaciones en el mundo que, a su vez, la transforman. Su esencialismo lo es de una forma irónica que niega la mayor: su esencia es la historificación continua de su esencia. El humanismo marxiano se manifiesta en su afirmación de que el ser humano es un ser genérico, un ser en cuya agencia está representada toda la humanidad. De hecho, también toda la naturaleza. Tanto en el trabajo como en el consumo, sostiene Marx, el ser humano se encuentra en una dialéctica entre su cuerpo orgánico (corporeidad que entraña la vida mental) y su cuerpo inorgánico (funcional, metabólico, energético). En esta dialéctica se hace presente la profunda e ineludible relacionalidad de la agencia humana con la historia natural y social.
Fernando Broncano, Tres formas de holismo, El laberinto de la identidad 11/07/2021
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